Derrota de contrastes
Dos cuartos pésimos hipotecaron cualquier opción en el día que reapareció Navarro
Si de lo que se trata es de competir como habían dicho Bartzokas y Navarro, que reapareció en Moscú después de dos meses, no hay manera de que el Barcelona lo haga en plenitud. Ayer, por ejemplo, ante el indiscutible líder de la competición –y vigente campeón–, jugó dos cuartos espléndidos, el segundo y el tercero, que finalizaron con un parcial de 47-54. Pero la derrota final volvió a ser contundente por culpa de los diez primeros minutos (24-11) y de los diez finales (2111). Sólo 11 puntos en cada uno de ellos –en el último llevaba 2 en 6m06s– con los que no se va a ninguna parte. Por eso fue intrascendente la presencia del propio Navarro, pese a que estuvo muy bien cuando salió cerca del minuto 11, o la efectividad de Perperoglou –6 puntos seguidos– hasta que tres faltas le llevaron al banquillo, o el pleno de triples de Koponen (3/3) o el excelente trabajo de Claver, que claramente jugó sus mejores minutos como blaugrana, al nivel de la semifinal de la Supercopa ante el Madrid o del amistoso contra Oklahoma. El valenciano acabó con 17 puntos (4/4 canastas, 2/3 triples, 3/3 tiros libres, 6 rebotes y 2 asistencias) y fue, por fin, ese jugador especial por el que apostó el entrenador griego del Barcelona.
Hasta que Bartzokas no resuelva qué le pasa exactamente a su equipo, por qué desconecta de forma sorprendente después de una buena fase de juego, no habrá nada que hacer. Los blaugrana transitan sin pena ni gloria por la Euroliga y en la próxima jornada visitan al Baskonia en Vitoria. Un reto que, hoy por hoy, parece fuera de sus posibilidades y que agravaría aún más su situación en la clasificación.
Los 23 balones perdidos fueron un lastre sin solución, a pesar de que el rebote fue claramente visitante (21 contra 34). Daba igual. Rice no tuvo su día y lo mismo se puede decir de Tomic y Dorsey. Otra vez los contrastes. En contadas ocasiones el equipo rinde como un bloque sólido y firme. Ayer, cuando el CSKA defendió más, el ataque catalán se diluyó con demasiada facilidad.
Ni siquiera la baja de De Colo, uno de los líderes del torneo, afectó demasiado a los rusos, porque sí jugó –de forma inesperada– Teodosic. Y el serbio se salió con sus 16 puntos, pero sobre todo, con la dirección. Nada menos que 11 asistencias repartió, lo que sus compañeros agradecen sobremanera. Los tiros libres hicieron el resto. El CSKA lanzó 29 y convirtió 23; el Barça, 12 y sumó 7 puntos. Los catalanes lograron un 52,4% en triples (11/21), pero los rusos alcanzaron el 65,2% (15/23). Por todo esto, fue anecdótico que del 29-11 se pasara al 44-42 del descanso y al 44-47 del tercer cuarto con un triple de Koponen. ¿Había opciones? En realidad no, porque después de esa magnífica fase en la que su juego fue alegre, veloz y muy acertado, el Barça se descompuso otra vez en el momento decisivo. Una rutina decepcionante.
EL TRABAJO DE CLAVER En la mejor fase de los blaugrana destacó el valenciano, con 17 puntos y 6 rebotes