EN LA JUNGLA NAVIDEÑA
“No puedo ser objetiva”. Así responde Sheryll Bellman al preguntarle por “la ventana” más extraordinaria de la temporada. Sucede que su hija ha decorado una Bloomingdale (Lexington con la calle 69).
Tras un silencio, apuesta por Lord & Taylor, en la Quinta Avenida con la 38. Al acercarse, la escena evoca una calle de Gràcia en la fiesta mayor. La acera es un túnel encantado, entre ramaje y luces. El escaparate contiene cinco viñetas con patos móviles, osos o conejos. La vida abajo y sobre la tierra.
“Cada año vengo a la ciudad a ver los diseños”, explica Howard, que lleva un ejemplar de Matadero cinco de Kurt Vonnegut. Así que es un turista. “No, vivo en Nueva York, en Queens”, aclara.
De camino hacia el norte aparece Saks, otro espectáculo. La historia de Clara, que se duerme sobre una mesa de pasteles y, antes de despertar, el Cascanueces más dulce cobra vida. Si saliera del escaparate vería la realidad del mendigo cuyo cartel dice:
–Rezo por un milagro (¿le importo a alguien?).
En Tiffany’s, sus ventanas se difuminan a causa del impacto de los fusiles de los policías que custodian la torre Trump, el rascacielos convertido en la última sensación neoyorquina.
Un poco más arriba está Berdorf Goodman, que siempre cuenta con un despliegue de cine. Este año se titula “destino extraordinario”. Hay escenas de la jungla, con lianas, chimpancés y monos. ¿Y el muñeco de nieve? Jacqueline se ríe. “Esto es la Navidad en Brasil”. En ese caso...