Japón, primer acreedor de EE.UU. al superar a China
‘Sorpasso’ por las ventas masivas de bonos en defensa del yuan
China salió al rescate de Estados Unidos en la crisis financiera y ahora debe atender otras prioridades
Esta vez no se le puede atribuir al presidente electo Donald Trump ni a su demostrada habilidad para hacerse enemigos. China, con la que el presidente electo ya ha tenido un enfrentamiento diplomático por sus contactos públicos con Taiwán, ha dejado de ser el primer acreedor de Estados Unidos, una posición que corresponde ahora a Japón. El sorpasso se ha producido como consecuencia de las ventas masivas de bonos del Tesoro estadounidense en los últimos meses por parte de China hasta caer al mínimo en seis años. Desde junio, ha reducido su cartera en un 10%.
China está haciendo lo posible por estabilizar su economía y cambiar de modelo productivo sin dejar de crecer a tasas importantes. Su PIB ya no avanza a doble dígito y ahora la aspiración es estabilizarse en el entorno del 6%. Pero, en una economía altamente dependiente del exterior este proceso no es sencillo en el momento en el que el crecimiento mundial –sobre todo el de sus principales mercados– no es vigoroso y la demanda interna no responde como se esperaba.
Las ventas de bonos de Estados Unidos, como las de otros activos que el Estado chino tiene en el exterior, se realizan con el propósito de contribuir a defender su divisa, el yuan. Japón también ha deshecho posiciones en los últimos dos años, pero su ritmo de ventas ha sido menor y por eso ha recuperado la primera posición que ya tuviera en el pasado. Pese a todo, China mantenía aún 1,11 billones de dólares en bonos y letras del Tesoro de Estados Unidos en octubre pasado, según un informe de esta institución hecho público ayer.
En el caso de Japón, que también ha ido reduciendo sus posiciones desde los 1,2 billones que tenía en el 2014, ahora conserva todavía 1,13 billones. Suficiente para convertirse en el segundo acreedor. La Chimerica –término acuñado por el economista Niall Ferguson para referirse a la dependencia de Estados Unidos del gigante asiático– va a la baja y vuelve a emerger el ya en desuso Nichibei, con Japón como protagonista.
El apetito de China por la deuda estadounidense durante la pasada crisis fue clave para Estados Unidos porque empezó a coger fuerza en los momentos más delicados de la escasez de liquidez global, cuando la banca de las grandes potencias se hundía en bolsa y tenía que ser rescatada en todas partes. Es decir, antes de que llegaran los agresivos programas de estímulo de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo
En el 2007, China salvó a América, aunque no lo hizo por altruismo, sino desde una posición de exceso de liquidez que utilizó para acudir al rescate de su primer cliente. Ese año, el gigante asiático contaba con deuda estadounidense por valor de 400.000 millones de dólares, una inversión que duplicó sólo dos años después, en el 2009, y que siguió incrementando en los años siguientes.
En julio del 2011, llegó a su cénit, los 1,31 billones. Desde entonces, la ha ido manteniendo, hasta que en junio de este año China empezó a acelerar las ventas cuando, tras meses de intervención en el mercado de divisas para sostener al yuan, decidió preocuparse por sus reservas, que ya son sólo de 3,05 billones de dólares, el mínimo desde marzo del 2011. ¿Cómo? Limitando su uso y priorizando la repatriación de capitales vendiendo deuda del exterior. Sobre todo, los treasuries o bonos de Estados Unidos.