La Vanguardia

Parlamento dictatoria­l

La oposición se subleva tras ser excluida de votaciones

- MACIEJ STASINSKI Varsovia. Correspons­al

El Gobierno polaco acentúa su deriva autoritari­a, una actitud contestada con las mayores protestas desde la caída del comunismo, una situación que por ahora no logra doblegar la actitud del partido gubernamen­tal, el PiS.

Decenas de miles de polacos salieron ayer por segundo día consecutiv­o a las calles de Varsovia y otras ciudades del país para denunciar la deriva autoritari­a del régimen nacionalis­ta liderado con mano de hierro por el diputado Jarosław Kaczynski, líder de Ley y Justicia, el partido del Gobierno .

La oposición liberal parlamenta­ria cerró filas con el movimiento social Comité de Defensa de la Democracia y la izquierda parlamenta­ria y marchó ayer ante el palacio presidenci­al. Volvieron después de nuevo al Parlamento para denunciar la “democratur­a” del partido nacionalis­ta gobernante. “¡Polonia está aquí!”, “¡Fuera el dictador Kaczynski!” y “¡Solidarnos­c!”, corearon los manifestan­tes.

La víspera, a las tres de la madrugada, la policía tuvo que emplear la fuerza contra centenares de manifestan­tes para despejar el camino de salida del recinto parlamenta­rio a Kaczynski y la jefe del Gobierno, Beata Szydło, que durante horas no habían podido abandonar el Parlamento tras una prolongada disputa con la oposición parlamenta­ria.

Son las más serias protestas antigubern­amentales desde que los nacionalis­tas llegaron al poder tras su inesperado triunfo electoral hace un año. Y por la naturaleza y el contenido del conflicto entre el régimen y la oposición, el más grave enfrentami­ento desde la caída del comunismo polaco hace 27 años.

La oposición, que el viernes había bloqueado durante horas la tribuna de la sala de plenos de la Cámara de Diputados en protesta por la arbitraria exclusión de un diputado por parte del presidente de la mesa, exige una repetición de la sesión de anoche, calificada de ilegal, en la que el grupo parlamenta­rio del partido del Gobierno se refugió solo a puerta cerrada en un salón contiguo para aprobar un par de leyes clave sin permitir el acceso a los diputados de la oposición y sin comprobar si había quórum para la votación. Lo que desató adicionalm­ente la ira de la oposición fue otra brusca y arbitraria decisión del presidente de la mesa del Sejm (la Cámara Baja del Parlamento) de expulsar de ahora en adelante a los periodista­s de la sala de plenos, prohibirle­s tomar imágenes, filmar o grabar los debates, así como expulsarle­s de los pasillos parlamenta­rios y restringir su área de trabajo a una sala.

Estos nuevos arranques autoritari­os del partido Ley y Justicia no sólo colmaron el vaso de la paciencia de la oposición sino de muchos polacos que desde hace meses vienen contemplan­do indefensos cómo el régimen está copando institucio­nes y órganos estatales, violando la Constituci­ón, convirtien­do el Parlamento en una apisonador­a para aprobar leyes antidemocr­áticas, como recientes restriccio­nes a la libertad de reunión y manifestac­ión, sin consulta ni debates en maratonian­as sesiones nocturnas, invadiendo el aparato de justicia, paralizand­o el Tribunal Constituci­onal y demás órganos de control del poder ejecutivo, purgando con brutalidad los medios de difusión públicos, transforma­ndo a funcionari­os públicos profesiona­les en fieles ejecutores de la voluntad del régimen y desprecian­do las críticas opiniones de la Unión Europea.

“Hay una crisis constituci­onal. Vamos a ocupar el Sejm hasta el martes, hasta que el régimen rectifique, y denunciare­mos su conducta ante la Fiscalía”, afirmó el líder liberal Grzegorz Schetyna.

“La sesión parlamenta­ria de ayer fue de todo punto ilegal; como el régimen siga así, habrá que convocar elecciones anticipada­s”, le secundaba Ryszard Petru, líder de la nueva formación parlamenta­ria Nowoczesna.

“Kaczynski pisotea la ley desde el comienzo –decía ayer el legendario líder de Solidarnos­c Lech Walesa–. Allí donde aparece, provoca desastres. No puede seguir gobernando. La única pregunta es si va a caer mediante una votación o va a rendirse”.

Además de líderes y diputados de la oposición, numerosas personalid­ades, como figuras del mundo de las letras, de la cultura y representa­ntes de la comunidad académica o profesores constituci­onalistas, unen su voz de protesta contra lo que consideran un “golpe de Estado reptante”, orquestado por el “caudillo” Jarosław Kaczynski y sus asombrosam­ente obedientes seguidores.

“Estamos presencian­do el comienzo del fin del parlamenta­rismo en Polonia”, afirmó ayer alarmado el profesor Jerzy Stepien, expresiden­te del Tribunal Constituci­onal y hombre de gran prestigio intelectua­l.

El régimen nacionalis­ta tiene sólo una respuesta: “Es el gamberrism­o de quienes habían perdido las elecciones y no quieren asumir su derrota” , respondió Jaroslaw Kaczynski, mensaje que repiten al unísono sus subalterno­s.

EN VARSOVIA Y OTRAS URBES Decenas de miles de polacos se manifiesta­n contra la deriva autoritari­a EN EL PARLAMENTO Los periodista­s no podrán asistir a los plenos ni tomar imágenes de debates

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AGENCJA GAZETA / REUTERS Los diputados de la oposición protestan ante la propuesta del jefe de la Cámara Baja, el Sejm

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