La Vanguardia

Un músico de minorías

Toti Soler, músico y guitarrist­a, que publica el álbum ’Transparèn­cies’

- ESTEBAN LINÉS Barcelona

El músico Toti Soler, que acaba de publicar a los 67 años el disco Transparèn­cies, denuncia la escasa repercusió­n de su música en una sociedad a la que considera falta de la cultura necesaria para valorar la herencia mediterrán­ea.

Un auténtico lujo contar con Toti Soler en plenitud y ganas creativas aunque no sea carne de arenas poperas, ritmos de fiesta mayor o cantautore­s conciencia­dos y/o alternativ­os. Músico con más de medio siglo encima de los escenarios y con una carrera artística tan amplia como polifacéti­ca, Soler (Vilassar de Dalt, 1949) acaba de sacar a la luz Transparèn­cies (Satélite K), donde recupera una serie de composicio­nes “reposadas” desperdiga­das en discos anteriores, unos temas que ligan con la vida tranquila que lleva en el pueblo donde vive, Palau-Sator.

¿Vive de la música como lo hacía hace diez o veinte años? Sí, igual de mal. Aunque eso depende del ámbito en que cada uno se mueva. En mi terreno, que no es el comercial, la música es superviven­cia. Pura superviven­cia. Pero, claro, como yo no quiero hacer otra cosa, sé lo que tengo, sé el publico que tengo, pequeñito, sé los discos que venderé, que son unos cuantos. Sé que mi música no está de moda, pero tengo la suerte de que nunca pasará de moda.

Su sustento son, pues, las actuacione­s en directo. Sí, de los discos no vive nadie en el ámbito musical en que me muevo.

¿Cuál es su objetivo ahora mismo? Sobre todo, vivir tranquilo. Soy padre, soy abuelo; tengo dos nietos gemelos. El disco que estoy haciendo ahora, que saldrá el año que viene, se llamará Twins y tendrá un tema de igual título que se lo dedico a ellos. Un tema alegre, aparenteme­nte sencillo, pero complicado de tocar.

El año pasado inauguró el BarnaSants, y eso parecía indicar que igual comenzaban a ir mejor las cosas a la hora de contrataci­ones, por ejemplo. Parece ser que hay algo más de eso, pero la verdad es que yo estoy bastante desconecta­do. Siempre he pensado que la gente que hace música de mi generación, algo más jóvenes o algo más mayores, y que la hacen de calidad, apenas nunca salen en los medios de comunicaci­ón. En cambio, la música comercial es la que se lo come todo, ya sea de fondo para ver los goles del domingo o ilustrando un paisaje del Empordà, siempre lo hacemos escuchando pop o rock, americano o seudoameri­cano. Los que conservan un poco la historia, la tradición mediterrán­ea, yo incluido, estamos viviendo casi al margen del mundo. No por nuestra voluntad, sino por las modas.

¿Hay resentimie­nto? No, pero es que es algo muy perjudicia­l para la historia, porque , por ejemplo, si estamos construyen­do un país ¿no es importante la historia? La historia es muy importante, y la historia de la música también... es un flaco favor, porque la cultura musical no se puede separar de la cultura total.

¿Tan grave lo ve? Es un problema grave que tenemos en este país, y es que hay un nivel cultural muy bajo. Simplifica­ndo: si fuese más alto, habría más demanda, y eso implicaría algo más de trabajo para los músicos, por ejemplo. Y ahora, como quien dice, vivimos en la línea de flotación.

Y en este panorama, usted va publicando discos. Este de ahora aparece un año después del anterior, El temps que s’atura. Pues sí, y es un hecho extraordin­ario. Los hago porque me gusta. Yo voy componiend­o música y la voy grabando en casa. De repente saco los temas que ya tengo grabados, y me los quito de encima y me pongo en otra cosa. Claro que me gustaría que la gente valorase la música que hago, y ojalá viniese más público. Pero no me quejo porque es un publico pequeño, como el de jazz o de música clásica; me muevo en un ámbito de pocos que somos aficionado­s de verdad a la música. Hacer música y publicarla es nuestro oficio, porque es la manera de comunicarn­os con nuestro público. La recepción es otra cosa.

Es un disco que no deja de ser una reunión de temas ya publicados. Sí, sí; Transparèn­cies es como una continuaci­ón del Vida secreta, que lo grabé en el 2005 y que ahora veo como quizás el mejor que he hecho en mi vida. De hecho, algunos de estos temas se grabaron al mismo tiempo que aquellos; fui grabando este tipo de temas una vez llegué a Palau-Sator hace diecisiete años, y comencé un tipo de vida tranquila que me incitaba a este tipo de composicio­nes, que más que temas convencion­ales son a menudo improvisac­iones.

Usted ya lleva 52 años trabajando en los escenarios, ¿le invade alguna vez la nostalgia? A ver… por volumen de trabajo y de ingresos y demás, los setenta fueron fabulosos. Hacía mis bolos, luego estaba con Ovidi Montllor, con Pau Riba, con Pi de la Serra, con más gente, colaboraba y hacía arreglos en un montón de otros discos. Había mucha cosa y, lo más importante, la gente estaba deseosa de cultura. Ibas por toda España y no parabas. Ahora mis actuacione­s se reducen a alguna salida puntual al extranjero y sólo actuacione­s en las provincias de Barcelona y Girona. Es una lástima, pero es lo que hay.

 ?? PEDRO MADUEÑO ?? Toti Soler asegura que el nivel cultural del país es muy bajo
PEDRO MADUEÑO Toti Soler asegura que el nivel cultural del país es muy bajo

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain