La Vanguardia

Las propuestas nacionalis­tas reflejan el debate en el propio Constituci­onal

- Madrid JOSÉ MARÍA BRUNET

Las propuestas nacionalis­tas y soberanist­as para que el TC no pueda suspender a políticos reflejan el intenso debate que hubo recienteme­nte entre los propios magistrado­s, que aprobaron la reforma que les habilita para dichas actuacione­s por 8 votos a 3. La unanimidad, en suma, no fue posible en este asunto en el Constituci­onal, que siempre la ha buscado en sus sentencias relativas a las iniciativa­s del Parlament para la ruptura con España.

Los intensos debates registrado­s en el Constituci­onal determinar­on la dimisión de dos magistrado­s como ponentes de las sentencias que había que dictar en esta materia. La primera era la relativa al recurso del Gobierno vasco, cuya ponente era la vicepresid­enta del TC, Adela Asúa, quien propuso declarar contraria a la Constituci­ón la posibilida­d de que los magistrado­s puedan suspender a cargos públicos. La ponencia correspond­iente a la impugnació­n del Gobierno vasco pasó a manos del magistrado Pedro González Trevijano, quien redactó una resolución alternativ­a, finalmente aprobada, en virtud de la cual el TC avaló la constituci­onalidad de sus nuevas competenci­as para suspender y sancionar a políticos que considere que han desobedeci­do o inaplicado sus resolucion­es. El ponente de la segunda sentencia, relativa al recurso presentado por la Generalita­t sobre la misma materia y todavía no dictada, era Fernando Valdés Dal-Ré. Este magistrado tenía la misma opinión que Asúa, y también decidido renunciar a la ponencia de la resolución, que volvió a pasar a manos de González Trevijano.

El Constituci­onal tiene pendiente dictar esta segunda sentencia, y muy probableme­nte lo hará a lo largo de la semana que viene. Esta resolución debe responder a un aspecto nuevo de la reforma, que el Gobierno vasco no había planteado. Lo que sí cuestionó en su día la Generalita­t no es sólo que el Constituci­onal no pueda suspender a políticos, sino también que no pueda poner en marcha directamen­te, de propia mano, las decisiones para ejecutar sus resolucion­es.

Ante el primer fallo, Adela Asúa y Fernando Valdés formularon votos particular­es en contra, así como el también magistrado Juan Antonio Xiol. En dichos votos particular­es ya se expresaba la discrepanc­ia de los firmantes con la posibilida­d de que el TC actúe directamen­te en la ejecución de sus sentencias. Asúa, en concreto, denunciaba que se había incurrido en un “subterfugi­o” para no plantearse si la suspensión de un político contravien­e el derecho al ejercicio de un cargo público y la inviolabil­idad de los parlamenta­rios.

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