Lencería con mensaje
Como tantos divorciados, agradezco mucho las felicitaciones solidarias de las divorciadas con quienes compartimos estado civil, pavores navideños y fotografías vía watsap cargadas de malas intenciones en estas fechas de buenas intenciones.
Tengo una amiga divorciada, del PP y residente en Madrid que me ha enviado una felicitación sostenible y saludable: una selfie en lencería de seda verde esmeralda sin ruego de difusión.
Uno se lleva mal con las selfies ,de modo que agradecí tan personal felicitación con un texto sopesado. ¿Correspondía poner el acento en su cuerpo pese a mi aversión a los gimnasios o en la elegancia de la combinación (con pinta de costar un pastón)? Opté por escribir: “Uhmmm”. –¿No lo pillas? ¡Qué rabia da estar “en línea” y no saber qué decir cuando esperan de ti algo especialmente ingenioso! –¿Color del conjun? Mi frustración iba en aumento porque es obvio que el color –verde– sólo era un trámite y la antesala de una conclusión inteligente. ¿No podía haberse presentado como una Mamá Noel hot de las de toda la vida?
–¡Verde! Viva El Rey De España (VERDE). ¿Lo pillas ahora?
La gente de Madrid da por descontado que el lucimiento de una prenda verde en actos sociales traslada tus simpatías monárquicas. No es original porque los italianos ya emplearon hace siglo y medio el unionista “Viva Verdi!”, acrónimo de “Vittorio Emanuele Re D’Italia” para fastidiar a los austrohúngaros y dar una alegría póstuma a García Berlanga en vísperas –confío– de que alguna televisión emita Plácido estas navidades.
Soy de buen conformar en cuestiones de lencería fina y me adapto a casi todo. ¿Que se lleva el verde esmeralda? Mejor, porque uno es monárquico –un privilegio al alcance de pocas democracias y porque ya imagino a Aznar de presidente de la III República– y el 2017 será el año del verde, tal y como ha decidido Pantone, los reyes del mambo del cromatismo.
Aclarado esto, uno es partidario del diálogo, los encuentros –incluso íntimos– y de no politizar ahora la lencería a fin de que los republicanos puedan disfrutar de la compañía de una señora con ropa interior verde esmeralda –color muy presente esta temporada– y los monárquicos se puedan poner morados con una señora cuya lencería transmite republicanismo. A mí, mientras que no me salgan con banderas, escudos de clubs de fútbol o palabras en inglés supuestamente ingeniosas...
Los hombres estamos limitados a contados colores, y uno se apaña con el negro, color sin futuro ni ideología. Nada que ver con el Estado Islámico, aunque es un negro que aspira a dar guerra y no a pedir la paz, gesto reservado al blanco. Ya lo decía el poeta: Verde que te quiero verde.
O morada. O azul cobalto.
Ahora me entero de que la lencería VERDE –que se lleva– es monárquica: Viva El Rey De España