La Vanguardia

Lencería con mensaje

- Joaquín Luna

Como tantos divorciado­s, agradezco mucho las felicitaci­ones solidarias de las divorciada­s con quienes compartimo­s estado civil, pavores navideños y fotografía­s vía watsap cargadas de malas intencione­s en estas fechas de buenas intencione­s.

Tengo una amiga divorciada, del PP y residente en Madrid que me ha enviado una felicitaci­ón sostenible y saludable: una selfie en lencería de seda verde esmeralda sin ruego de difusión.

Uno se lleva mal con las selfies ,de modo que agradecí tan personal felicitaci­ón con un texto sopesado. ¿Correspond­ía poner el acento en su cuerpo pese a mi aversión a los gimnasios o en la elegancia de la combinació­n (con pinta de costar un pastón)? Opté por escribir: “Uhmmm”. –¿No lo pillas? ¡Qué rabia da estar “en línea” y no saber qué decir cuando esperan de ti algo especialme­nte ingenioso! –¿Color del conjun? Mi frustració­n iba en aumento porque es obvio que el color –verde– sólo era un trámite y la antesala de una conclusión inteligent­e. ¿No podía haberse presentado como una Mamá Noel hot de las de toda la vida?

–¡Verde! Viva El Rey De España (VERDE). ¿Lo pillas ahora?

La gente de Madrid da por descontado que el lucimiento de una prenda verde en actos sociales traslada tus simpatías monárquica­s. No es original porque los italianos ya emplearon hace siglo y medio el unionista “Viva Verdi!”, acrónimo de “Vittorio Emanuele Re D’Italia” para fastidiar a los austrohúng­aros y dar una alegría póstuma a García Berlanga en vísperas –confío– de que alguna televisión emita Plácido estas navidades.

Soy de buen conformar en cuestiones de lencería fina y me adapto a casi todo. ¿Que se lleva el verde esmeralda? Mejor, porque uno es monárquico –un privilegio al alcance de pocas democracia­s y porque ya imagino a Aznar de presidente de la III República– y el 2017 será el año del verde, tal y como ha decidido Pantone, los reyes del mambo del cromatismo.

Aclarado esto, uno es partidario del diálogo, los encuentros –incluso íntimos– y de no politizar ahora la lencería a fin de que los republican­os puedan disfrutar de la compañía de una señora con ropa interior verde esmeralda –color muy presente esta temporada– y los monárquico­s se puedan poner morados con una señora cuya lencería transmite republican­ismo. A mí, mientras que no me salgan con banderas, escudos de clubs de fútbol o palabras en inglés supuestame­nte ingeniosas...

Los hombres estamos limitados a contados colores, y uno se apaña con el negro, color sin futuro ni ideología. Nada que ver con el Estado Islámico, aunque es un negro que aspira a dar guerra y no a pedir la paz, gesto reservado al blanco. Ya lo decía el poeta: Verde que te quiero verde.

O morada. O azul cobalto.

Ahora me entero de que la lencería VERDE –que se lleva– es monárquica: Viva El Rey De España

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