El fotógrafo que (todavía) siempre está ahí
Un documental muestra cómo Harry Benson es mucho más que el autor de retratos famosos de las ‘celebrities’
Si Dios existe, responde por el nombre de Harry Benson.
Una característica esencial del ser supremo es el don de la ubicuidad. Que está en todas las partes. Eso es lo que se experimenta con el trabajo del fotógrafo Benson y su cámara omnipresente.
Desde la jovial batalla de almohadas de los Beatles en un hotel de París a las guerras de Irak, Kosovo o del Golfo; del glamur del presidente Reagan y su esposa bailando en la portada de Vanity
Fair –aseguran que vendió tanto que la revista se salvó del cierre–, al asesinato de Martin Luther King o la caída de las Torres Gemelas; de cualquier estrella del cine o la música –Jack Nicholson con el rastro de cocaína debajo de su nariz– a las personas anónimas de los campos de refugiados africanos, de la intifada, de los enmascarados de IRA irlandés o los encapuchados del Ku Klux Klan; del lujo del baile que organizó Truman Capote en 1966 en el plaza de Manhattan, a los enfrentamientos que por esas fechas había en las calles en la lucha contra el apartheid estadounidense.
En fin, la lista carece de cabida en este espacio. No hay acontecimiento o personaje en la historia de los últimos 60 años que este fotoperiodista no haya inmortalizado. Al menos esa es la conclusión que se extrae al ver el documental
Harry Benson: shoot first, dirigido por Matthew Miele y Justin Bare. Es como si las cosas se registraran no por designio del destino, sino porque él estaba presente.
“No, las cosas no suceden por él”, ironiza Etheleen Staley, copropietaria de la galería StaleyWise, en el Soho neoyorquino, donde el viernes se inauguró una exposición retrospectiva de Benson con motivo del filme.
“Harry siempre está cuando pasan las cosas –añade–, porque es muy afortunado en sus encar-
go, aunque ya sabes .... ”. Es decir, que a la suerte hay que tentarla.
“Nunca rechacé encargos”, sostiene el protagonista. “Él siempre dice que una oportunidad circula como si fuera un tren expreso”, recuerda uno de sus yernos en una película por la que desfilan numerosos famosos (Henry Kissinger, Ralph Lauren, Sharon Stone o Dan Rather) hablando de Benson, nacido hace 87 años en Escocia. Echa la culpa de su carrera a la humillante experiencia de ser expulsado de colegio a los 13 años. Su padre, director del zoo de Glasgow, le dio una cámara para que canalizara su rabia.
“Mientras me saque bien, yo feliz”, confiesa uno de los invitados en el documental. Su credencial ególatra es ahora más que conocida: Donald Trump. Ya posó para él en los años setenta, como un emergente del sector inmobiliario. Luego lo retrató con su tercera esposa –Melania, próxima primera dama– en la hoy conocida como la Torre, en relación a su ático en su rascacielos de la Quinta Avenida. Pero la mejor imagen, la que le describe, es una en la que abraza un millón de dólares, la noche de la apertura del casino Taj Mahal de Nueva Jersey, en 1990. El magnate definió el lugar como “la octava maravilla del mundo”. Está cerrada desde octubre por ruina financiera.
Aún no lo han planteado, pero todo apunta a que no le será complicado fotografiarlo como presidente de Estados Unidos.Desde Dwight Eisenhower, todos los inquilinos de la Casa Blanca se han situado frente a su objetivo.
“Podría encantar a la serpiente del árbol”, destaca Andre Leon Talley, editor colaborador de Vogue al definir a Benson. “Es un caballero, capaz de sacar lo mejor de cualquiera y tener acceso”, tercia Staley. Su hija insiste en que el secreto de la ubicuidad de sus padre consiste en que las asignaciones profesionales tenían prioridad sobre cualquier otra cosa, incluida la familia o las fechas señaladas. No le han importado nunca los horarios.
No todo es elogio. El nieto de
“La ética sólo es una excusa si no tienes agallas”, contesta Benson a la acusación de hacer de paparazzo
Greta Garbo expresa dolor por la foto robada al más puro estilo paparazzi cuando su abuela, ya una mujer mayor, se bañaba en un lago. “Una buena foto nunca puede suceder de nuevo”, replica Benson a la acusación. También hubo polémica con las imágenes del asesinato de Robert Kennedy –sí, él estaba–y en especial con la de la esposa, Ethel, tratando de bloquear su lente. Él no se disculpa: “La ética sólo es una excusa si no tienes agallas”.