La Vanguardia

El fotógrafo que (todavía) siempre está ahí

Un documental muestra cómo Harry Benson es mucho más que el autor de retratos famosos de las ‘celebritie­s’

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York

Si Dios existe, responde por el nombre de Harry Benson.

Una caracterís­tica esencial del ser supremo es el don de la ubicuidad. Que está en todas las partes. Eso es lo que se experiment­a con el trabajo del fotógrafo Benson y su cámara omnipresen­te.

Desde la jovial batalla de almohadas de los Beatles en un hotel de París a las guerras de Irak, Kosovo o del Golfo; del glamur del presidente Reagan y su esposa bailando en la portada de Vanity

Fair –aseguran que vendió tanto que la revista se salvó del cierre–, al asesinato de Martin Luther King o la caída de las Torres Gemelas; de cualquier estrella del cine o la música –Jack Nicholson con el rastro de cocaína debajo de su nariz– a las personas anónimas de los campos de refugiados africanos, de la intifada, de los enmascarad­os de IRA irlandés o los encapuchad­os del Ku Klux Klan; del lujo del baile que organizó Truman Capote en 1966 en el plaza de Manhattan, a los enfrentami­entos que por esas fechas había en las calles en la lucha contra el apartheid estadounid­ense.

En fin, la lista carece de cabida en este espacio. No hay acontecimi­ento o personaje en la historia de los últimos 60 años que este fotoperiod­ista no haya inmortaliz­ado. Al menos esa es la conclusión que se extrae al ver el documental

Harry Benson: shoot first, dirigido por Matthew Miele y Justin Bare. Es como si las cosas se registrara­n no por designio del destino, sino porque él estaba presente.

“No, las cosas no suceden por él”, ironiza Etheleen Staley, copropieta­ria de la galería StaleyWise, en el Soho neoyorquin­o, donde el viernes se inauguró una exposición retrospect­iva de Benson con motivo del filme.

“Harry siempre está cuando pasan las cosas –añade–, porque es muy afortunado en sus encar-

go, aunque ya sabes .... ”. Es decir, que a la suerte hay que tentarla.

“Nunca rechacé encargos”, sostiene el protagonis­ta. “Él siempre dice que una oportunida­d circula como si fuera un tren expreso”, recuerda uno de sus yernos en una película por la que desfilan numerosos famosos (Henry Kissinger, Ralph Lauren, Sharon Stone o Dan Rather) hablando de Benson, nacido hace 87 años en Escocia. Echa la culpa de su carrera a la humillante experienci­a de ser expulsado de colegio a los 13 años. Su padre, director del zoo de Glasgow, le dio una cámara para que canalizara su rabia.

“Mientras me saque bien, yo feliz”, confiesa uno de los invitados en el documental. Su credencial ególatra es ahora más que conocida: Donald Trump. Ya posó para él en los años setenta, como un emergente del sector inmobiliar­io. Luego lo retrató con su tercera esposa –Melania, próxima primera dama– en la hoy conocida como la Torre, en relación a su ático en su rascacielo­s de la Quinta Avenida. Pero la mejor imagen, la que le describe, es una en la que abraza un millón de dólares, la noche de la apertura del casino Taj Mahal de Nueva Jersey, en 1990. El magnate definió el lugar como “la octava maravilla del mundo”. Está cerrada desde octubre por ruina financiera.

Aún no lo han planteado, pero todo apunta a que no le será complicado fotografia­rlo como presidente de Estados Unidos.Desde Dwight Eisenhower, todos los inquilinos de la Casa Blanca se han situado frente a su objetivo.

“Podría encantar a la serpiente del árbol”, destaca Andre Leon Talley, editor colaborado­r de Vogue al definir a Benson. “Es un caballero, capaz de sacar lo mejor de cualquiera y tener acceso”, tercia Staley. Su hija insiste en que el secreto de la ubicuidad de sus padre consiste en que las asignacion­es profesiona­les tenían prioridad sobre cualquier otra cosa, incluida la familia o las fechas señaladas. No le han importado nunca los horarios.

No todo es elogio. El nieto de

“La ética sólo es una excusa si no tienes agallas”, contesta Benson a la acusación de hacer de paparazzo

Greta Garbo expresa dolor por la foto robada al más puro estilo paparazzi cuando su abuela, ya una mujer mayor, se bañaba en un lago. “Una buena foto nunca puede suceder de nuevo”, replica Benson a la acusación. También hubo polémica con las imágenes del asesinato de Robert Kennedy –sí, él estaba–y en especial con la de la esposa, Ethel, tratando de bloquear su lente. Él no se disculpa: “La ética sólo es una excusa si no tienes agallas”.

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 ?? HARRY BENSON / CORTESÍA DE MAGNOLIA PICTURES ?? Neverland, 1997. Benson tuvo la oportunida­d de entrar en el reino más privado de Michael Jackson
HARRY BENSON / CORTESÍA DE MAGNOLIA PICTURES Neverland, 1997. Benson tuvo la oportunida­d de entrar en el reino más privado de Michael Jackson
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HARRY BENSON / CORTESÍA DE MAGNOLIA PICTURES El rostro. Esta foto de Kate Moss la tomó en París: la tiza de su cara pasa inadvertid­a para muchos
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En la intimidad. Harry Benson, en la presentaci­ón del film3, en cuyo cartel se muestra la guerra de almohadas de los Beatles
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HARRY BENSON / CORTESÍA DE MAGNOLIA PICTURES Amor y más.La imagen de los jóvenes Bill Clinton y Hillary evoca la pasión del inicio de una larga historia

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