La Vanguardia

Serrano Súñer, ¡qué personaje!

- Víctor-M. Amela

Edulcora el franquismo la miniserie Lo que escondían sus ojos

(Telecinco)? ¿Banaliza este relato televisivo los primeros años de la aplastante dictadura emergida de una sangrienta guerra fratricida? ¿Convierte esta serie en inofensivo folletín una de las páginas más sombrías de nuestra historia? No, puesto que no se trata de una serie documental con ambición historicis­ta, sino de una ficción televisiva sobre un romance: el que mantuviero­n una mujer y un hombre durante los primeros años del franquismo.

Se da la circunstan­cia de que ese hombre era entonces la persona más poderosa de España después de Franco: Ramón Serrano Súñer. Pero Lo

que escondían sus ojos (serie basada en una novela de la periodista Nieves Herrero) no reconstruy­e el poder político de ese hombre, sino los ardores de su bragueta, así como el drama íntimo de su amante (María Sonsoles de Icaza y de León, esposa de Francisco de Paula Díez de Rivera y Casares, marqués de Llanzol), a la que embarazó de una niña: Carmen Díez de Rivera, que luego sería eficiente consejera del presidente Adolfo Suárez.

Un relato que se ciñese a las relaciones sentimenta­les de Adolf Hitler, ¿sería una edulcoraci­ón del nazismo? Una ficción televisiva sobre la naturaleza de la relación sentimenta­l y sexual entre Eva Braun y Hitler, ¿estaría banalizand­o del régimen nazi? No: tan sólo sería una elección narrativa sobre un aspecto de un personaje muy relevante de la historia contemporá­nea de Europa. Y sería legítimo hacerlo, puesto que los dictadores también tienen caprichos sexuales, se enamoran, fornican, padecen estreñimie­nto y comen yogures, y todo eso podemos contarlo con pericia y recursos dramáticos sin por ello convertirn­os en cómplices de sus abominacio­nes tiránicas. No es el propósito minimizar el horror de sus crímenes, ya que lo cortés no quita lo caliente (que diría “el negro” Fontanarro­sa): el propósito es sólo contar una historia real, la de los amoríos entre uno de los fundadores del estado franquista (responsabl­e de la censura, la represión, la propaganad­a y la beneficenc­ia) y una mujer casada. Exigirle a Lo que escondían sus

ojos un retrato de los desmanes del régimen de Franco es tan bobo y desenfocad­o como pretender de la película Sissí

Emperatriz una condena de las políticas antidemocr­áticas del emperador Francisco José I durante sus 68 años de reinado hereditari­o.

Serrano Súñer, hijo de padres catalanes (padre de Tivissa y madre de Gandesa), conocido como el “cuñadísimo” de Franco, interlocut­or de Mussolini y Hitler, fue un fascista de primera hora y fundador del estado franquista durante la Guerra Civil. En el día de su casamiento (Oviedo, 1932) con la hermana de Carmen Polo de Franco, el general Franco (a punto de ser desterrado a Canarias) y el abogado José Antonio Primo de Rivera (a punto de fundar la Falange) se saludaron personalme­nte por primera vez, al ser ambos dos los testigos del rutilante novio. ¡Qué personaje! Algo, o mucho, tiene que ver con nosotros. ¿No merece una narración, o muchas, un personaje así?

Acusar a la miniserie ‘Lo que escondían sus ojos’ de banalizar el franquismo es caer en un desenfoque bobo

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