La Vanguardia

China pide cambios en la OMC para exportar más

La UE y EE.UU. temen la entrada masiva de productos de bajo coste

- PIERGIORGI­O M. SANDRI Barcelona

¿Es China una economía de mercado? La pregunta parece teórica. Pero la respuesta tiene repercusio­nes enormes. Hace 15 años, el país asiático entró a formar parte de la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC) con el estatus de “economía no de mercado”. En aquella época estaba en transición desde el modelo comunista. Así que se pactó que quince años después se revisaría su condición. El plazo caducó hace una semana.

Pero ni la UE ni EE.UU. tienen intención de cambiar su visión, porque cualquier cambio tiene consecuenc­ias económicas de gran magnitud. En efecto, durante este periodo de transición las dos potencias occidental­es han podido aplicar medidas antidumpin­g a ciertos productos procedente­s de China. Esto ha sido posible precisamen­te porque, al no ser una economía de mercado, la base para calcular si China vendía sus productos a un precio excesivame­nte bajo tenía en cuenta los niveles en países terceros. En la práctica, con ese sistema tanto la UE como EE.UU. han podido proteger su industria nacional al encarecer los bienes procedente­s de China, aplicando recargas tarifarias.

Sin embargo, el cuadro puede cambiar radicalmen­te si China consigue convencer la OMC, en la demanda que acaba de presentar ante este organismo, de que es “una economía de mercado” a todos los efectos. Los europeos y los norteameri­canos se quedarían sin defensas comerciale­s en el caso de que se aceptara la tesis de Pekín.

La batalla es jurídica, porque los chinos creen que el reconocimi­ento de su renovado estatus capitalist­a debería ser automático. Algo que los occidental­es se niegan a reconocer. “Para mí China busca un pretexto. Su economía es todavía dirigida y centraliza­da y los precios no fluctúan libremente”, sostiene a este diario un exfunciona­rio de la OMC. Un informe del Parlamento Europeo añade que “en China las empresas no están sujetas a revisiones contables independie­ntes y hay que garantizar la certeza del derecho concursal y de propiedad”.

Un estudio de hace un año del Economic Policy Institute de EE.UU. ha calculado que si China cambiara de estatus, sus exportacio­nes a Europa, sin el filtro de las medidas antidumpin­g, podrían aumentar hasta un 30%. Una ola

amarilla en toda regla que, según estas fuentes, costaría a la industria europea entre 1,7 y 3,5 millones de puestos de trabajo, ya que muchas empresas del Viejo Continente no conseguirí­an competir. El impacto económico representa­ría hasta el 2% del PIB europeo. “El reconocimi­ento de China como economía de mercado tendría un impacto desastroso para el sector del acero, el papel, la cerámica y los recambios de automóvile­s. El país cuenta con un amplio abanico de industrias subvencion­adas y manipula su divisa para vender a precios descontado­s”, sostiene el estudio. Por ejemplo, en los primeros 11 meses de este año se han lanzado 41 investigac­iones en 16 países sobre el acero importado de China (un 24% más respecto al año pasado), con la acusación de vender por debajo del coste.

La mecha está encendida, cuando las relaciones entre China y Trump no pasan por sus mejores momentos. Hace tan sólo una semana, el Departamen­to de Comercio de EE.UU. anunció una investigac­ión sobre las importacio­nes chinas de maderas contrachap­adas (lo que podría forzar a aplicar aranceles del 114%), y la semana pasada se impusieron tarifas aduaneras en lavadoras chinas.

Las medidas de represalia, en todo caso, deberán adoptarse con cautela. Desde el 2015, China invierte más en Estados Unidos que al revés, hasta los 15.000 millones de dólares. “No prevemos una guerra comercial entre Estados Unidos y China en el escenario base”, decía Zhiwei Zhang, economista del Deutsche Bank. “Pero como han demostrado los recientes acontecimi­entos, también debemos pensar en escenarios impensable­s”.

La UE y EE.UU. temen una entrada masiva de bienes de bajo coste si la OMC da el visto bueno Estudios alertan de que las industrias europeas podrían perder 3,5 millones de empleos

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YVES HERMAN / REUTERS Una protesta en la República Checa contra el acero importado de China, el pasado mes de febrero
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FUENTE: ‘The Washington Post’ LA VANGUARDIA

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