Fotos contra el sexismo
La muestra constituye un valioso retrato de los años sesenta y setenta
La galería Valid Foto acoge una muestra del trabajo que la fotógrafa Joana Biarnés realizó en los años sesenta y setenta, una época en que el mundo de la fotografía era exclusivamente masculino, obligando a mujeres como Biarnés a abrirse paso contra insultos y desprecios para mostrar su talento.
Por fin podemos contemplar en Barcelona, en la galería Valid Foto BCN, una gran exposición de Joana Biarnés (Terrassa, 1935). Ella fue la pionera del fotoperiodismo en Catalunya y en España en unos tiempos más machistas que los actuales, cuando este trabajo era considerado por muchos “cosa de hombres”, como decía aquel lema de un anuncio de coñac español. Cuando Biarnés comenzó a trabajar como reportera gráfica para la prensa deportiva, en plena época franquista, solía ser tratada como una intrusa e insultada a gritos por el público futbolero con una frase que entonces se oía bastante en boca de hombres y dirigida a mujeres, sobre todo a conductoras de coches: “¡Vete a lavar platos!”. En su versión catalana la frase se ahorraba el verbo inicial. Una vez, el árbitro llegó a parar el partido porque allí había una mujer haciendo fotos.
Pues bien, resulta que Joana Biarnés lo consiguió. Le sirvió demostrar rápidamente su talento y su carácter intrépido al lograr las mejores fotos que se hicieron de acontecimientos felices como la gira española de los Beatles o también trágicos, como las riadas en el Vallès, en 1962. Hizo sus muchas y buenas fotos durante un cuarto de siglo, en los años sesenta y setenta y hasta 1985, fecha en que decidió abandonar el fotoperiodismo porque por entonces esa actividad había sido degradada por algunas empresas periodísticas empeñadas en fomentar el sensacionalismo, el morbo de prensa amarilla, la parte más tonta y más cutre del famoseo y, en general, las peores posibilidades del ser humano. Igual que ahora se hace en muchos canales de televisión.
Aunque no todo era así en el periodismo español de los años ochenta –también había publicaciones excelentes–, en cualquier caso esta fotógrafa prefirió cambiar de actividad y montó un restaurante en Eivissa, Ca Na Joana, que pronto obtuvo prestigio internacional. La obra de Biarnés ha sido reivindicada recientemente, en parte gracias al documental Una entre todos, producido por TV3 en colaboración con Photographic Social Vision.
La exposición que presenta la galería Valid Foto BCN es una gozada. Dado que las copias de época no siempre se archivaban y conservaban y que Biarnés, como otros fotoperiodistas, quizá no era plenamente consciente del valor de su obra, las fotografías expuestas son copias actuales supervisadas y firmadas por la autora y muy bien realizadas, en gelatina de plata.
Creo que la singularidad y el principal valor de la obra fotográfica de Joana Biarnés radican en una personalidad muy vital, muy bien conectada con la vida inmediata y con la gente. Biarnés no juzga o fiscaliza, sino que conecta con la parte más positiva y mejor de las otras personas, sintoniza por simpatía. Posiblemente por ello las personas retratadas se sentían libres, se dejaban ir y se mostraban sin máscaras, tal como eran. Por otra parte, es una fotógrafa que va siempre a fondo, sea cual sea el tema que fotogra- fía. No se conforma con dar la imagen fácil y primera, sino que busca descubrir la realidad auténtica de cada persona o asunto.
Otra característica de su fotografía es que, dicho en términos musicales, tiene feeling, sentimiento, emoción. No son imágenes distantes de asuntos distantes, sino testimonios y recuerdos de momentos vividos, vistos desde dentro o desde muy cerca. Otros tendrán fotos más nítidas o perfectas, pero hay cosas mejores que la perfección: por ejemplo, la vida verdadera. Y eso es lo que aparece en muchas fotos de Biarnés, incluso cuando hay pose en el retrato, como en esa foto de Carmen Cervera, “Tita para los amigos”.
No hay que dejarse engañar por la aparente ligereza de algunos motivos que fotografió. Viendo esta muestra es evidente que Biarnés supo captar profundamente un país y una época. Y a veces casi logra resumir lo esencial de una época en una sola foto. O en dos fotos, como las de Roger Moore, El Santo, en la calle Tuset de Barcelona (1967), con un público embobado ante la estrella extranjera, y esa otra de las piernas femeninas, de 1960, cuando las medias estaban de moda, titulada A falta de diners, ratlles pintades en comptes de costures a les mitges.
Hay que tener claro que, de haber sido estadounidense, las fotos de Joana Biarnés hubieran aparecido en las portadas de la revista Life y estarían en las mejores historias de la fotografía. Un ejemplo claro de ello es el retrato de la niña con una cesta de flores de azafrán, que es a la vez melancólico y luminoso. Valid Foto BCN. Buenaventura Muñoz, 6. Hasta el 14 de enero.
CONEXIÓN CON LA VIDA La singularidad y el principal valor de su obra radican en una personalidad muy vital