La rebelión de las minifaldas
Cuán larga debe ser la falda con la que se puede acceder al Parlamento israelí y quién tiene potestad de decidirlo. Este es uno de los debates más polémicos de los últimos días en la Knesset, en la que decenas de asistentes de diputados llegaron el miércoles pasado con minifaldas para protestar contra el súbito interés de los guardias del hemiciclo por juzgar ahora su forma de vestir.
Diez de ellas, ataviadas con faldas especialmente cortas, fueron detenidas en la entrada por “vestimenta indebida”. La esporádica concentración en la puerta del Parlamento donde se agruparon 40 ayudantes parlamentarias fue apoyada por uno de los economistas más prestigiosos de Israel, el catedrático y diputado laborista Manuel Trajtenberg, que dejó estupefactos a los presentes cuando se sacó la americana, la camisa y la corbata y se quedó en camiseta interior para unirse a la protesta por la censura impuesta a las funcionarias. “Tendríais que haber venido todas con burkas, completamente cubiertas”, exclamó.
Aparentemente, los guardas seguían órdenes del presidente del Parlamento, Yuli Edelstein, que pretendía impedir que las mujeres accedan con “shorts, pantalones rotos, camisetas con eslóganes políticos, faldas y vestidos demasiado cortos o chancletas”. En cuanto a los hombres, las autoridades llevan años intentando cambiar la antigua moda de los kibutz (comunas), en la que los diputados acudían a la Knesset con shorts, vaqueros o sandalias.
Mientras les impedían la entrada, algunas asistentes parlamentarias ironizaban con que tendrían que buscar trabajo en el Parlamento iraní. La sociedad israelí vive una situación de profundo debate sobre el papel de la mujer y, ante todo, sobre los abusos sexuales y otro tipo de agresiones contra mujeres. El incidente en la entrada del Parlamento coincide con acusaciones contra el veterano diputado Nissan Slomiansky –del partido de la coalición de gobierno Casa Judía– por varios supuestos casos de acoso sexual. Slomiansky es religioso, y el líder de su partido, Naftali Bennet, le pidió que frenara su actividad hasta que concluya la investigación en curso.
En los últimos meses también está candente un debate en el que intervienen generales del ejército en la reserva y rabinos, sobre la integración de las mujeres en las unidades de tanquistas de equipos formados por ambos sexos.
Merav Michaeli –diputada laborista, abogada y destacada feminista– declaró que los guardias del Parlamento midieron el largo de la falda de su ayudante, Shaked Hasson, humillándola profundamente. “Acepto que para entrar en la Knesset se deba vestir de forma respetuosa, pero rechazo totalmente patrullas de modestia y moral, como existen en otros regímenes oscuros”, aseveró Michaeli. Algunos periodistas difundieron en las redes sociales fotos de la primera dama israelí, Sara Netanyahu, visitando la Cámara con una minifalda, así como otra de la
premier británica Theresa May vistiendo igual. Tamar Ishalom, del canal 10, dijo: “Espero que May no planee visitar el Parlamento israelí, podría provocar un incidente diplomático”.
En el 2007, el Parlamento prohibió los vaqueros, y en septiembre, el propio Biniamin Netanyahu echó al ministro de Asuntos Sociales, Haim Katz, de una reunión del gabinete por vestir un polo de rayas. El presidente de la Knesset, Yuli Edelstein, anunció tras los incidentes el establecimiento de una comisión para determinar el código de vestimenta y ordenó a los guardias que suavicen los controles y usen el sentido común.
El portavoz del Parlamento, Yotam Yakir, declaró que las medidas adoptadas no tienen nada que ver con cuestiones religiosas o con imposiciones de los partidos ortodoxos, sino con reglas aplicables a un lugar honorable como la Knesset. “En otros parlamentos del mundo las reglas son mucho más estrictas y no es necesario llevar a cabo provocaciones como las que hemos visto en la puerta. Aquí, las americanas no son obligatorias, lo único que prohibimos son las minifaldas, ropas rotas o similares. Es elemental, y no se trata de discriminación entre los sexos”, indicó Yakir. Y añadió: “No se trata de los centímetros de la falda, sino todo el conjunto”.
La retención de 40 asistentes en la Knesset por su vestimenta aviva el debate sobre el trato a la mujer en Israel “Tendríais que venir con burka”, ironizó un diputado que se solidarizó con las trabajadoras