Hacia la paridad euro-dólar
LA subida de los tipos de interés en Estados Unidos –la segunda en un año– y las perspectivas de nuevas subidas en el 2017 –que serán mayores de lo que se esperaba– impulsan al alza la cotización del dólar y debilitan aún más la del euro. La moneda única europea ha caído esta pasada semana hasta los 1,04 dólares, su nivel más bajo desde hace catorce años.
La divergencia entre las políticas monetarias y económicas de Estados Unidos y de Europa presionará en los próximos meses hacia la paridad euro-dólar. No se descarta, incluso, que la divisa europea pudiera quedar por debajo de la estadounidense, a medida que se concreten los planes expansivos anunciados por Donald Trump, se incrementen las tensiones inflacionistas y la Reserva Federal intensifique la subida de tipos de interés para contrarrestarlas. Todo lo contrario de lo que sucederá en el Viejo Continente, donde el Banco Central Europeo (BCE) mantendrá sus estímulos monetarios y los tipos de interés en nivel cero, en un marco de políticas presupuestarias restrictivas.
El retroceso del euro frente al dólar ha sido constante y progresivo desde que en el 2014 se alcanzaron los 1,40 dólares por euro. Desde entonces hasta hoy la depreciación ha sido de un 26%, lo que en cierta manera refleja la percepción de los mercados sobre las respectivas economías. Europa se mantiene con un crecimiento débil y un paro elevado, sin perspectivas de grandes cambios económicos en el horizonte, y con un marco de incertidumbres políticas derivadas de las importantes citas electorales previstas para el 2017 en Alemania, Francia, Holanda e Italia.
La baja cotización del euro, de entrada, es positiva porque favorece la competitividad de las exportaciones europeas –y españolas– hacia el área del dólar, en unos momentos en que el consumo interno de Estados Unidos puede tirar con fuerza.
El citado escenario no es coyuntural sino que puede prolongarse todavía más en el tiempo, al menos dos años como mínimo, hasta que el actual programa de expansión monetaria del BCE consiga su objetivo de reactivar la inflación en la eurozona y llegue el momento en que se vea obligado a subir los tipos de interés. Al citado aumento de la inflación en Europa contribuirá también la depreciación del euro, en la medida que encarece las compras de petróleo, ya que se pagan en dólares, justo cuando el precio del barril ha empezado a remontar debido a los acuerdos de la OPEP para recortar la producción.