Asesinado el embajador ruso en Turquía
Un policía dispara ocho veces a Andréi Kárlov, por la espalda, en una exposición
Al grito de “venganza” y “no olvidéis Alepo”, un policía turco disparó ayer por la espalda ocho veces al embajador ruso en Turquía, Andréi Kárlov, de 62 años, que falleció a los pocos minutos. El atacante fue abatido por las fuerzas de seguridad. El embajador de Rusia, país que ha desempeñado un importante papel en la guerra de Siria, estaba inaugurando una muestra fotográfica en Ankara que relaciona a ambos países.
El embajador ruso en Turquía, Andréi Kárlov, murió ayer a resultas de un atentado en Ankara que causó asimismo al menos otros tres heridos. El diplomático, de 62 años, había tenido un papel clave en la mediación que ha rodeado la batalla de Alepo y que ha permitido, gracias a la colaboración turca, evacuar a miles de civiles.
El asesino es un policía turco, miembro de una unidad antidisturbios en Ankara, que abrió fuego al grito de “venganza” y “no olvidéis Alepo”, la ciudad que, tras cuatro años en poder de los rebeldes, acaba de caer en manos del régimen sirio gracias al apoyo militar de Rusia.
El atentado se produjo en la víspera de una reunión que tendrá lugar hoy en Moscú entre los ministros de Asuntos Exteriores de Rusia, Irán y Turquía para tratar sobre el alto el fuego en Alepo. Y el presidente ruso, Vladímir Putin, vinculó el ataque con esos movimientos diplomáticos: “El asesinato es claramente una provocación dirigida a socavar la normalización de las relaciones rusoturcas, y a socavar el proceso de paz en Siria promovido por Rusia, Turquía, Irán y otros países”, dijo en un comunicado.
Kárlov estaba acabando el discurso de inauguración de una exposición de fotografía titulada
Rusia, vista desde Turquía en el Centro de Arte Contemporáneo en la capital turca –en el barrio céntrico de Cankaya, muy cercano al Parlamento–, cuando fue interpelado por un individuo con traje y corbata que le disparó ocho veces a bocajarro y por la espalda. El hombre se atrincheró hasta que fue abatido por la policía.
El asesino, que accedió a la galería con su acreditación como agente policial, se llamaba Mevlüt Mert Altintas, de 22 años. Hacía dos años y medio que servía en las fuerzas antidisturbios de Ankara. Se había graduado en Esmirna, oeste del país. Tenía una madre y una hermana, que fueron detenidas. Es posible que simpatizara con los grupos yihadistas que luchan en Siria porque también gritó “Dios es grande” e invocó a la guerra santa, con el índice apuntando al cielo, como es tradicional entre los radicales.
Su crimen se produce después de que en los últimos días hayan tenido lugar en Turquía varias protestas frente a las embajadas de Irán y Rusia debido a su apoyo a la ofensiva de las tropas sirias contra los rebeldes suníes en el este de Alepo.Turquía está teniendo precisamente un gran papel en la evacuación de los opositores al régimen de Damasco en el enclave sirio. A través de una organización humanitaria islamista –la IHH– ha fletado decenas de autobuses llenos de ayuda humanitaria para los nuevos desplazados.
Kárlov comenzó su carrera diplomática en 1976 y antes de llegar a Ankara hace tres años fue embajador en Corea del Norte. Es el tercer embajador ruso asesinado en dos siglos. Después de que el ejército turco derribara un bombardero ruso Su-24 en noviembre del 2015 sobre la frontera siria, llegó una guerra fría diplomática entre ambos países que duró meses.
Finalmente, el pasado agosto el presidente Recep Tayyip Erdogan se disculpó de forma oficial. Una de las razones principales que le llevó a esta medida –incómoda para un líder que, dotado de un fuerte ego, como Putin, apenas nunca admite errores propios– fue el desplome del turismo ruso este año en Turquía.
Recientemente, las relaciones diplomáticas entre el sultán Erdogan y el zar Putin parecían de nuevo bien encauzadas. Así se reflejó el pasado octubre con el relanzamiento del TurkStream, un gasoducto con una extensión de unos 1.100 kilómetros y que está previsto que evite a Europa la excesiva dependencia de Ucrania.
Hasta el nuevo bache diplomático debido a Alepo, la relación bilateral gozaba de buena salud y las sanciones económicas que impuso Putin a Turquía se han ido levantando paulatinamente. Putin fue el primer mandatario que llamó a Erdogan después del fallido golpe de Estado del pasado julio para expresarle su apoyo.
La reacción rusa al atentado fue muy suave, apuntando la vía yihadista y sin poner a Turquía en el punto de mira. El mayor peligro para la buena sintonía entre Putin y Erdogan es Siria, puesto que Rusia y Turquía apoyan a fracciones armadas enfrentadas.
El asesino invocó a Dios y la guerra santa antes de disparar sobre el diplomático