El terror llega a Berlín
Nueve muertos y 50 heridos al arrollar un camión un mercado navideño
Era una pacífica y fría noche prenavideña en Berlín, como son casi todas en estas fechas. Entonces, se produjo el terrible ataque que ha sumido a Alemania en la mayor de las alarmas, y en una gran incertidumbre. Al menos nueve personas resultaron muertas y otras 50 sufrieron heridas, algunos de ellos muy graves, cuando un camión embistió anoche un mercadillo de Navidad de la capital de Alemania, lleno a esas horas de gente que comía salchichas o gofres, que bebía cerveza o vino caliente, o que curioseaba en las casetas de decoración navideña, juguetes, gorros y bufandas.
Tras la inicial incerteza sobre si se trataba de un atentado terrorista o de un accidente de tráfico, un portavoz policial dijo pasadas las nueve de la noche que todos los indicios apuntaban a un ataque deliberado. Ya entrada la noche, el ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, se expresaba así en un comunicado oficial: “No sabemos aún con certeza lo que ha ocurrido realmente hoy por la tarde. Las fuerzas de seguridad trabajan intensamente para asegurar la zona del incidente y encontrar a los responsables”. El conductor del vehículo que atropelló a la multitud del mercado lo abandonó para escapar. Al poco, fue detenido en la zona un hombre, que al cierre de esta edición estaba siendo interrogado en busca de motivos para la acción. “El sospechoso de conducir el camión ha sido arrestado muy cerca de aquí”, declaró a los reporteros en la zona el portavoz de la policía de Berlín, Thomas Neuendorf. En el camión iba otro hombre junto al conductor; este copiloto resultó muerto, según confirmó también Neuendorf.
Los hechos ocurrieron hacia las 20 horas, cuando el mercado de Breitscheidplatz estaba muy animado. Según las ediciones digitales de los diarios locales Berliner
Morgenpost y Berliner Zeitung ,el camión, procedente de la calle Kant –es decir, venía desde el oeste de la ciudad–, se subió a la acera y arrasó a su paso varias casetas del mercado.
El camión lleva matrícula polaca, de la ciudad de Gdansk (Danzig), y algunos testigos relataron al
diario Bild que el conductor tenía aspecto de ser del este de Europa. Las autoridades no dieron anoche detalles sobre la nacionalidad del sospechoso ni del fallecido en el camión.
La canciller de Alemania, Angela Merkel, se mantenía anoche en estrecho contacto con el ministro del Interior, Thomas de Maizière, y con el alcalde gobernador de Berlín, Michael Müller, según informó en un mensaje a través de Twitter el propio portavoz de la canciller, Steffen Seibert. “Lloramos a los muertos, y confiamos en que los muchos heridos puedan ser ayudados”, tuiteó también el portavoz Steffen Seibert.
El mercadillo de Breitscheidplatz, donde ocurrió el ataque, no es de los más grandes de Berlín –que en esta época cuenta con más de 60 en toda la ciudad–, pero sí de los más céntricos, y por tanto popular entre los turistas. Se encuentra al inicio de la célebre avenida Kurfürstendamm, tiene también muy cerca el zoo y ocupa una plaza peatonal al pie de la famosa Iglesia Memorial del Káiser Guillermo, bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, y que fue dejada deliberadamente en ruinas como alegato antibelicista. Tras su mortífera carrera, el camión quedó parado justo al lado de la moderna iglesia evangélica, construida tras la guerra como el campanario para atender a los feligreses del barrio, privados de su antigua iglesia.
En cuanto trascendió la noticia de lo sucedido en el mercado, vino de inmediato a todos a la memoria el atentado islamista de Niza (Francia) el pasado 14 de julio, en el que un camión arrolló a la multitud que celebraba la fiesta nacional gala y mató a 86 personas. “Aunque hay aún una gran cantidad de preguntas abiertas, todo indica un atentado. Llevado a cabo no sólo con la mayor brutalidad y con devastadoras consecuencias, sino buscando a sabiendas la mayor fuerza simbólica –declaró anoche el diputado democristiano Wolfgang Bosbach–. Pocos días antes de Navidad, en medio de la capital de Alemania, y entre personas pacíficas y felices. El mensaje que nos envía está claro: no importa dónde, no importa cómo, podemos atacar en cualquier momento”.
Anoche, la cercana calle Budapest fue cortada, y se instaló una tienda de atención a los familiares de las víctimas. Unidades especiales de policía y bomberos fueron enviadas inmediatamente a socorrer a los heridos, que eran atendidos entre las casetas que hasta hacía bien poco eran una fiesta.
La policía de Berlín rogó vía Twitter a la población que permaneciera en casa y no se acercara a Breitscheidplatz, para no obstaculizar las labores de asistencia y de investigación, y que dejara las calles adyacentes libres, para la circulación de ambulancias y vehículos de bomberos. En otro tuit pidió también que no se propaguen rumores.