La Vanguardia

Por no hablar de Iceta disfrazado de Belushi

- Sergi Pàmies

Desde que se sabe que las encuestas nunca aciertan, son mucho más interesant­es. La de El Periódico ha espoleado lecturas propias de una de esas cámaras de 360º, que incorporan tantos puntos de vista que provocan un adictivo mareo. La diversidad de partidario­s del referéndum iguala la de los quesos franceses: a favor pero sólo si es acordado; a favor pero sólo si es unilateral; a favor pero sólo si gana el sí; a favor pero sólo si gana el no. ¿Y los que están en contra? Cómo decía la Trinca: “Que els donin pel xubidubiua­uà”.

Discutir sobre encuestas –esta o cualquier otra– incorpora hábitos seriéfilos: no se puede contar el final y hay que tener un personaje preferido. Uno de los personajes reales de la historia es Carme Forcadell, que tras declarar en un contexto muy emocional, ayer fue entrevista­da en Els matins

de TV3. Se la vio cansada pero digna, incómoda con la mutación que le ha tocado vivir de la euforia mitinera a una exigencia institucio­nal que le tensa la sonrisa y le entristece la mirada cuando le toca pronunciar palabras como, sic, interlocut­òria. “Es un juicio político”, afirmó, y añadió que los problemas políticos tienen que solucionar­se políticame­nte, como si la legalidad no formara parte de la política y fuera el capricho de unos malvados neonazis. “No contemplo la inhabilita­ción”, repitió. Y se entiende, sobre todo viendo con qué frivolidad se habla de cómo debería gestionar la desobedien­cia. Es un deporte habitual entre los adictos a exigir coherencia y sacrificio­s desde la comodidad del sofá. Con el dinero y los sacrificio­s de los demás es fácil ser generoso y patriota.

De la legitimida­d democrátic­a de los partidario­s y detractore­s de la independen­cia o del referéndum se habla poco, quizás porque eso obligaría a descubrir matices en un paisaje que tiende a la simplifica­ción. Entre los detractore­s del referéndum está C’s, que ha vivido una semana mediáticam­ente expansiva. En La Sexta, Albert Rivera reivindicó su influencia en la nueva política del PP e Inés Arrimadas pasó por una infructuos­a entrevista en TV3 y, ayer, por Antena 3. “Son cosillas que van cambiando”, le dijo a Susanna Griso con la convicción del diseñador (?) del nuevo logotipo (?) del PDECat. Por suerte, queda inaugurada la previa más larga de la historia, que nos tendrá entretenid­os durante meses antes de Vistalegre 2, que no es el título de una comedia sino el nombre de un congreso. ¿Cuál será el mensaje de Pablo Iglesias? Ayer le tocó soportar el cinismo de Eduardo Inda en Telecinco y hace unos días dejó clara la densidad ideológica de su credo: “Yo no quiero que me votéis por mi cara bonita”.

Queda inaugurada la previa de un congreso más larga de la historia

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