Por no hablar de Iceta disfrazado de Belushi
Desde que se sabe que las encuestas nunca aciertan, son mucho más interesantes. La de El Periódico ha espoleado lecturas propias de una de esas cámaras de 360º, que incorporan tantos puntos de vista que provocan un adictivo mareo. La diversidad de partidarios del referéndum iguala la de los quesos franceses: a favor pero sólo si es acordado; a favor pero sólo si es unilateral; a favor pero sólo si gana el sí; a favor pero sólo si gana el no. ¿Y los que están en contra? Cómo decía la Trinca: “Que els donin pel xubidubiuauà”.
Discutir sobre encuestas –esta o cualquier otra– incorpora hábitos seriéfilos: no se puede contar el final y hay que tener un personaje preferido. Uno de los personajes reales de la historia es Carme Forcadell, que tras declarar en un contexto muy emocional, ayer fue entrevistada en Els matins
de TV3. Se la vio cansada pero digna, incómoda con la mutación que le ha tocado vivir de la euforia mitinera a una exigencia institucional que le tensa la sonrisa y le entristece la mirada cuando le toca pronunciar palabras como, sic, interlocutòria. “Es un juicio político”, afirmó, y añadió que los problemas políticos tienen que solucionarse políticamente, como si la legalidad no formara parte de la política y fuera el capricho de unos malvados neonazis. “No contemplo la inhabilitación”, repitió. Y se entiende, sobre todo viendo con qué frivolidad se habla de cómo debería gestionar la desobediencia. Es un deporte habitual entre los adictos a exigir coherencia y sacrificios desde la comodidad del sofá. Con el dinero y los sacrificios de los demás es fácil ser generoso y patriota.
De la legitimidad democrática de los partidarios y detractores de la independencia o del referéndum se habla poco, quizás porque eso obligaría a descubrir matices en un paisaje que tiende a la simplificación. Entre los detractores del referéndum está C’s, que ha vivido una semana mediáticamente expansiva. En La Sexta, Albert Rivera reivindicó su influencia en la nueva política del PP e Inés Arrimadas pasó por una infructuosa entrevista en TV3 y, ayer, por Antena 3. “Son cosillas que van cambiando”, le dijo a Susanna Griso con la convicción del diseñador (?) del nuevo logotipo (?) del PDECat. Por suerte, queda inaugurada la previa más larga de la historia, que nos tendrá entretenidos durante meses antes de Vistalegre 2, que no es el título de una comedia sino el nombre de un congreso. ¿Cuál será el mensaje de Pablo Iglesias? Ayer le tocó soportar el cinismo de Eduardo Inda en Telecinco y hace unos días dejó clara la densidad ideológica de su credo: “Yo no quiero que me votéis por mi cara bonita”.
Queda inaugurada la previa de un congreso más larga de la historia