La Vanguardia

¡La red somos todos!

- Miquel Roca Junyent

Ahora resulta que Putin es el responsabl­e de que Hillary Clinton haya perdido las elecciones. Hemos descubiert­o, gracias a Putin, que la red puede tener efectos perversos; que los ciberataqu­es pueden tener influencia en los resultados electorale­s. ¡Simplement­e, ridículo!

Los ciberataqu­es a partir de ahora serán sospechoso­s siempre que vengan del extranjero; los de casa son, simplement­e, ¡libertad de expresión! ¡Habría que ser un poco más sensato! La red tiene muchos puntos vulnerable­s y discutible­s. Se puede hacer mal uso de ella, tanto por parte de Putin como del vecino. Las noticias falsas no son ni patrimonio de Putin ni de la red; son un deporte que practica mucha gente y cuyas consecuenc­ias las redes se limitan a amplificar.

Pero que lo haga Putin, ¡de ninguna manera! Si eres de Arizona o de Oklahoma, no tiene importanci­a, pero Putin, ¡de ninguna manera! La noticia falsa es falsa, la haga quien la haga. La red no puede ser un refugio para los falsarios; la verdad impone exigencias y en democracia es tan importante como la libertad. Falsear la realidad es una forma mezquina de aplicar la libertad de expresión. La libertad no ampara la mentira.

Quizás, persiguien­do a Putin, descubrire­mos que la red no puede estar al servicio de la descalific­ación impune. La red no puede ser un terreno de irresponsa­bilidad. En democracia y por la libertad, todos somos responsabl­es de lo que decimos, de lo que denunciamo­s, de lo que afirmamos como si del dogma estuviéram­os hablando. Si se dice que Hillary Clinton había hecho mal uso de su poder como secretaria de Estado, se debería probar. Lo dijera Putin o quien fuera. Y si no se podía probar, habría que callar. La libertad no es un capricho a favor de la frivolidad o de la mala intención; la libertad exige mucho más.

Es incómodo y poco correcto políticame­nte, pero todo esto pide una cierta regulación. Para criticar a Putin habrá que hacer algo más que denunciar sus prácticas. Habrá que ver cómo se pueden evitar y cómo se velará por que se imponga l verdad. No será fácil; mejor dicho, será muy difícil porque son muchos los que no lo quieren. Y, a estos efectos, mucho más importante­s que Putin. ¡Este sólo lo ha aprendido de los que, fuera de Rusia, ya hace tiempo que lo practican!

La red somos todos.

Para criticar a Putin habrá que hacer algo más que denunciar sus prácticas

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