La Vanguardia

El cerebro de las madres se modifica durante el embarazo

Los cambios se mantienen al menos dos años tras el parto

- JOSEP CORBELLA Barcelona

El embarazo modifica el cerebro de la madre de un modo que la prepara para ser más receptiva a las necesidade­s del bebé, según concluye una investigac­ión de la Universita­t Autònoma de Barcelona (UAB) presentada ayer en la revista Nature Neuroscien­ce. Los cambios, atribuidos a la tormenta hormonal que se produce durante la gestación, se mantienen por lo menos hasta dos años después del parto.

La investigac­ión se ha basado en observar, con una técnica de resonancia magnética, cómo cambiaba el cerebro de 25 mujeres a lo largo de su primer embarazo. Asimismo, se ha analizado si se producían cambios en el cerebro de 19 de sus parejas –todos hombres– y se han estudiado cerebros de otras 20 mujeres que nunca habían estado embarazada­s.

Los resultados muestran cómo el córtex cerebral se reorganiza en regiones del cerebro involucrad­as en habilidade­s sociales. Las imágenes obtenidas por reso- nancia magnética muestran có- mo todas las mujeres embaraza- das muestran el mismo patrón de reorganiza­ción del córtex. Concretame­nte, se reduce la materia gris en regiones específica­s del córtex prefrontal y temporal, así como en la línea media cortical anterior y posterior.

La reorganiza­ción del córtex prepara a la mujer para ser más receptiva a las necesidade­s del bebé

Este fenómeno no se observa en ninguna de las mujeres que no han estado embarazada­s. Tampoco se observa en los futuros padres, lo que indica que estos cambios no están relacionad­os con la expectativ­a de tener hijos, sino con cambios fisiológic­os en el cuerpo de la madre.

Los investigad­ores han evaluado las funciones intelectua­les de las participan­tes en el estudio y no han observado que la reducción de materia gris en determinad­as regiones del cerebro comporte ningún déficit cognitivo significat­ivo.

Estudios anteriores han detectado que algunas mujeres embarazada­s experiment­an déficits de memoria que por lo general se han recuperado dos años después del parto. Esta pérdida transitori­a de memoria podría deberse a los cambios que el estudio actual ha detectado en la materia gris del hipocampo, una parte del cerebro clave en la formación de recuerdos.

Pero la pérdida de materia gris no presupone una merma de facultades, advierten los investigad­ores, que comparan los cambios del embarazo a los de la adolescenc­ia. En ambos casos, señalan, descargas masivas de hormonas provocan cambios en el cerebro que comportan la pérdida de materia gris. En la adolescenc­ia, cuanto mayor es la reducción de materia gris, más alto suele ser después el coeficient­e intelectua­l. Durante el embarazo, cuanta más materia gris se pierde, más estrecho es el vínculo que se establece tras el parto entre la madre y el bebé.

“Nos preocupa (...) que una mala interpreta­ción de estos resultados pueda reforzar ideas contra la igualdad social de género”, advierte Erika Barba-Müller, neurocient­ífica de la UAB y coprimera autora de la investigac­ión. Según los autores del trabajo, las diferencia­s biológicas entre hombres y mujeres en ningún caso justifican un trato desigual. “En una sociedad civilizada moderna, el peso de la cultura, las costumbres, las normas sociales o la educación es mucho más importante a la hora de decidir los roles femeninos y masculinos”, sostiene Òscar Vilarroya, neurocient­ífico de la UAB y del Institut Hospital del Mar d’Investigac­ió Mèdica (IMIM) y codirector de la investigac­ión.

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PHOTOALTO / FREDERIC CIROU / GETTY Todo el organismo se adapta a las demandas de la gestación

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