Un libro, la mejor película, o viceversa
Isabel Coixet hace un elogio de la lectura en la entrega del premio Atlàndida
Isabel Coixet demostró ayer que se puede leer con la luz apagada. Su manera de agradecer el premio Atlàndida de los editores fue regalarles la primicia de las primeras imágenes de su nueva película, The bookshop, con Emily Mortimer leyendo en voz alta las primeras líneas de Lolita de Nabokov, y Billy Nighty bromeando sobre libros. Y después, en lugar de un discurso contó un cuento, el de una anciana alemana imitando a Marlene Dietrich en un teatro fantasmagórico de un lugar perdido en el desierto de Las Vegas, el Café Europa, y ella, Coixet, mintiéndole, porque es Navidad, contándole una Europa humanista que ya no existe porque acabó en Petrópolis, Brasil, 1942, cuando Stefan Zweig dijo adiós a todo aquello.
Patrici Tixis es un presidente del Gremi d’Editors de Catalunya que en sus balances anuales suele atizar a los gobiernos en defensa del libro. Este año, en cambio, se muestra optimista y no tiene nada que reprochar al nuevo conseller, Santi Vila. Le ha aceptado la campaña de regalar un vale a todos los niños que cumplen seis años y ha sido un éxito, porque un tercio de los 38.000 niños que han canjeado sus vales no habían pisado antes una librería, y, además, la mitad de ellos han comprado un segundo libro para satisfacción de editores y libreros. Es una manera práctica de fomentar el hábito de lectura.
También ha aceptado el conseller una insistente demanda de los editores catalanes, aumentar los fondos para la compra de libros en las bibliotecas públicas, que habían quedado desfasadas por tantos años de recortes. Si se aprueban los presupuestos de la Generalitat, se pasará de los 1,2 millones actuales a 2,2 millones, aún lejos de las cantidades anteriores a la crisis. Y aún ha aceptado una tercera demanda que tenía en vilo a las editoriales catalanas y que, de mantenerse la situación, ponía en peligro que hubiera traducciones de lenguas extranjeras a la lengua catalana, dado el elevado coste de la producción de un libro y su difícil amortización en un mercado pequeño. Las ayudas, si el Parlament da vía libre, pasarán de 75.000 euros a 300.000 euros.
Tixis también ha notado un afán más colaborador en el nuevo secretario de Estado para la Cultura, Fernando Benzo. “Espero que no nos defraude”, dice. Les ha prometido paliar el gran problema que existe en la lucha contra la piratería . Los organismos de defensa de los derechos de la propiedad intelectual presentaron de golpe más de 400 denuncias contra webs piratas, que colapsaron los servicios de la administración. Les pidieron que seleccionaran los casos más dañinos y redujeron las denuncias a 26. De estas 26, sólo se ha resuelto un caso con el cierre de una página de descarga ilegal. La causa es que los trámites, en un sistema garantista, se alargan año y medio, y para entonces, los piratas ya han cerrado la web denunciada y abierto otro, con lo que se vuelve a empezar el proceso. ¿Qué hacer? Dotar de más medios a la comisión de propiedad intelectual y hacer realidad la justicia rápida. Benzos se lo ha prometido. “Veremos”, dice Tixis. Benzo tenía que acudir a la fiesta de la edición, pero fue reclamado desde Madrid para asistir al ministro durante su comparecencia en el Congreso. El Ayuntamiento de Barcelona también cumple apoyando que el próximo Sant Jordi, que cae en domingo, abran también el resto de comercios.
Este año, el libro de texto salva los balances de la edición, con una leve subida. El libro de librería quedará empatado, dependiendo de cómo vayan las ventas de Reyes, que es, después de Sant Jordi, cuando más libros se venden.
Entre las novedades del año, el boom de escritoras se nota en todos los géneros. A las autoras literarias que están renovando la novelística, se suman nuevas lectoras de novela negra, hasta ahora de predominio masculino, con mayor presencia tanto de escritoras como de protagonistas femeninas.
Otra tendencia es el éxito que está teniendo la novelización de hechos históricos recientes, desde los narrados por Almudena Grandes al caso de Charles Manson (Emma Cline), o que Fernando Aramburu haya colocado su voluminosa Patria, sobre el País Vasco, entre los libros más vendidos, codeándose con los Zafón o Dolores Redondo. En cambio, se hunden los libros políticos o los de ensayo.
El libro digital sigue estancado en torno al 5 por ciento, una tendencia similar a la de los países del entorno, como Alemania o Francia. “Si viviésemos en un mundo totalmente digital, lo revolucionario –dijo Tixis– sería inventar el libro en papel, no hay mejor soporte”.
Rafel Aniol, el editor de Periscopi, siempre tiene una sonrisa en los labios. Está acostumbrado a recibir premios que ganan sus autores. Ayer, el premiado era él, por su labor en una editorial independiente –comparte despacho con Laura Huerga de Raig Verd– que en poco tiempo, cuatro años, se ha hecho imprescindibles. Recibió el premio Memorial Fernando Lara.
Otra premiada en la gala de ayer fue Celia Filippeto por su traducción de La niña perdida, de la autora italiana Elena Ferrante, la escritora italiana que cuando fue violado su derecho al anonimato escribió un tuit: “Solamente me gustaría, ahora que la curiosidad de hace años ha sido atendida, que me dejaran vivir (y escribir) en paz”. Y después lo borró para volver al silencio.
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