La Vanguardia

Felices Fiestas con Johann Strauss

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La batuta expresiva de Andrei Ivanov ha inaugurado este domingo en el Palau de la Música la gira de la Strauss Festival Orchestra en Barcelona. El programa reivindica el espíritu festivo de los valses y polcas de Strauss.

Que el ritual de celebrar el Año Nuevo a ritmo de los valses y polcas de Strauss es ya una tradición también barcelones­a, casi tanto como puedan serlo las uvas o la lista de intencione­s para el próxi- mo año, quedó bien claro con el concierto que la Strauss Festival

Orchestra ofreció el domingo 18 de diciembre en el Palau de la Música. Por la sala completame­nte llena (a falta de todavía dos semanas para Fin de Año) y el por entusiasmo que demostró el público, que se avino desde el principio a participar en la complicida­d y las bromas del director,

tas puesto en pie.

El concierto del domingo es el primero de una amplia gira que la

Strauss Festival Orchestra (una formación que ya cumple 27 años de trayectori­a), junto con el Strauss Festival Ballet Ensemble, celebra en Barcelona (básicament­e en el Palau pero también con visita incluida al Liceu) y que se prolongará hasta el 22 de enero.

Como manda la tradición, los valses, polcas y marcas de Strauss son la base de un programa que fue unas veces glamuroso y sensual, otras divertido y humorístic­o, pero ante todo alegre y festivo, evocando la vida en Viena imperial de la legendaria emperatriz Sisí. Se abrió con el “Carnaval

en Venecia” y no faltaron títulos bien conocidos como “Cuentos de los bosques de Viena”, la enérgica

y exótica “Marcha persa”, la delicada polca “Pizzicato” o el elegante

“Vals del emperador”, que tuvo al mismísimo Johann Strauss como invitado de excepción. El director, el bielorruso Andrei Ivanov, resultó una batuta espléndida, enérgica y expresiva, y resultó también un showman excelente, que supo encontrar la complicida­d de la orquesta y también la del público.

Sin olvidar los temas imprescind­ibles del compositor austriaco, uno de los grandes aciertos del concierto fue la incorporac­ión de obras que no suelen incluirse en un programa Strauss, y que resultaron toda una deliciosa novedad. Fueron por ejemplo “La

Danza de las horas” de La gioconda, de Ponchielli (que Disney popularizó en Fantasía haciendo bailar a hipopótamo­s, elefantes o avestruces con tutú), y también el aria de Olympia de los mann terina Gorban, exhibió su gran voz y su

! tarse a los cambios de ritmos y tonos, interpreta­ndo a Olympia, una criatura de deslumbran­te belleza que es en realidad una muñeca mecánica, en una de las arias más divertidas de la ópera pero también una de las más difíciles para cualquier soprano. Cuando la muñeca se quedó sin cuerda, Ivanov demostró no solo sus dotes de excelente director, sino también como tenor y para el humor.

En el concierto destacaron también los elegantes movimiento­s y la coreografí­a del ballet que restituye una parte esencial de unas composicio­nes concebidas precisamen­te para acompañar la danza. Hubo momentos excelentes, como el “Brindisi” de la Traviata, que el director cele

"imprescind­ibles “El Danubio azul”, la “Marcha

Radetzky” y un genial “Fum Fum Fum” que el público compartió con la soprano.

El entusiasmo y el éxito que despierta Johann Strauss tienen algo de irresistib­le y su alegría nos contagia a todos.

‘Bones festes Barcelona’ con el brindis de La Traviata Adrei Ivanov, una batuta espléndida y un showman excelente

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