Rosa Maria Malet
El programa del 2017 incluye una muestra sobre la práctica del ‘do it yourself ’
DIRECTORA DE LA FUNDACIÓ MIRÓ
La Fundació Miró apostará por el conocimiento y no sólo por el entretenimiento. La muestra sobre À toute épreuve promete ser una de las exposiciones del año: aportará revelaciones sorprendentes y hará las delicias del público.
La Fundació Miró apuesta por el conocimiento, desmarcándose de esa lucha feroz en la que parecen haber entrado muchos museos por atraer visitantes desde la llamada al entretenimiento. Así, en lugar de fiar su programación a los grandes nombres o las exposiciones blockbuster (que atraen masas), para este 2017 ha diseñado un conjunto de muestras con las que, por un lado, trata de profundizar en el conocimiento de la obra mironiana y , por otro, impulsar proyectos de investigación que exploran nuevos territorios desde el rigor (incluido un viaje a Mesopotamia en busca del rastro que dejó el descubrimiento del arte sumerio en el arte moderno) al tiempo que da entrada a jóvenes artistas y comisarios comprometidos con lo contemporáneo.
Entre las primeras, destaca À toute épreuve, más que un libro,
muestra comisariada por Christopher Green (responsable de la estupenda Cubismo y guerra, actualmente en el Museo Picasso) que reconstruye el proceso de colaboración, a lo largo de una década (1948-1958), entre el poeta Paul Éluard, el propio Joan Miró y el editor suizo Gérald Cramer para crear conjuntamente un libro-objeto en torno a los poemas que Éluard había escrito a finales de 1920, a modo de memoria dolorosa de su ruptura con Gala, que lo había abandonado por Salvador Dalí. Un proyecto monumental con el que, según Rosa Maria Malet, la directora de la fundación, Miró materializó el viejo anhelo de “rebasar la simple ilustración de las palabras del poeta para convertirlas casi en una escultura”. Para ello el artista echó mano del grabado en madera (utilizó trozos
encontrados) y los collagraphs. La exposición se presentará a partir del 30 de marzo en los nuevos espacios dedicados a muestras temporales y coincidirá en el tiempo con Autogestión (del 16 de febrero al 21 de mayo), en la que Antonio Ortega rastreará con ojos de artista las prácticas do it yourself (hazlo tú mismo) que han marcado buena parte del arte contemporáneo desde los años sesenta hasta la actualidad. Una manifestación de libertad –el artista como propietario único de su relato– que reunirá a creadores de varias generaciones como Gustav Metzger, Esther Ferrer, Michelangelo Pistoletto, Miró, Yoko Ono, Franz West, Silvia Gubern, Pere Llobera, David Bestué o Marc Vives.
Ya en el mes de junio (y hasta octubre), la Fundació Miró conmemorará el 30 aniversario de The
way things go (1987), la audaz película de Peter Fischli y David Weiss, tal vez su obra más conocida. Se trata de una cascada de acciones y reacciones en la que por un ingenioso efecto dominó objetos aparentemente mundanos (neumáticos, botes, botellas, globos de agua, líquidos inflamables...) se comportan como si fue- ran seres humanos que corren, tropiezan, dudan o sufren. Acompañando a la proyección del vídeo, Martina Millà, responsable de la programación y proyectos del centro, y el artista Serafín Álvarez han propuesto a tres artistas emergentes (Cécile B. Evans, Daniel Jacoby y el propio Álvarez) una relectura del trabajo del dúo suizo a partir de piezas producidas expresamente.
En la recta final del año (del 26 de octubre al 21 de enero) llegará la que tal vez sea su exposición más ambiciosa, Sumer y el paradigma moderno, que de la mano de Pedro Azara pondrá de relieve el interés que el arte sumerio despertó en destacados artistas del siglo XX (Henry Moore, Giacometti o de nuevo Joan Miró) a raíz de los hallazgos arqueológicos en Mesopotamia y como este descubrimiento influyó en el desarrollo de sus propios lenguajes artísticos.
LIBRO-OBJETO ‘À toute épreuve’ convierte en escultura los poemas de Éluard tras su ruptura con Gala DE HENRY MOORE A GIACOMETTI Pedro Azara rastreará la influencia del arte sumerio en el arte y el pensamiento moderno