La Vanguardia

Ankara y Moscú investigan juntos el asesinato del embajador en Turquía

Detenidas seis personas del entorno cercano al policía que disparó a Kárlov

- RICARDO GINÉS Estambul. Correspons­al

TURQUÍA ACEPTA LA AYUDA Rusia ha enviado 18 especialis­tas para que colaboren en las pesquisas DESCARTAN EL ISLAMISMO Medios cercanos a Erdogan apuntan a que el homicida era un simpatizan­te gülenista

El asesinato a tiros del embajador ruso en Ankara no logrará dañar las relaciones entre Rusia y Turquía. Ése es el mensaje que procedía ayer de ambas capitales en medio de la conmoción por el asesinato el lunes del embajador ruso en Turquía, Andréi Kárlov, de 62 años.

“Sabemos que se trata de una provocació­n destinada a dañar el proceso de normalizac­ión entre Turquía y Rusia”, incidió el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Su homólogo ruso, Vladímir Putin, calificó el hecho de “provocació­n” que, a pesar de su meta, sólo conseguirí­a “fortalecer la lucha de Rusia contra el terrorismo”. Las buenas relaciones iban a escenifica­rse con una reunión tripartita en Moscú de los ministros de Exteriores de ambos países y de Irán sobre el conflicto en Siria.

El Ministerio de Exteriores ruso anunció también que el Kremlin ha enviado a Ankara a 18 especialis­tas –agentes de servicios secretos y diplomátic­os– para que colaboren en la investigac­ión. El mismo avión que los llevó a Turquía fue el encargado de repatriar el cuerpo del embajador, cuyo asesinato a sangre fría y por la espalda ha provocado una sacudida en Turquía, con 27 atentados sufridos en lo que va de año. Ayer la incertidum­bre y el temor volvieron a la capital cuando un individuo abrió fuego cerca de la embajada de Estados Unidos antes de ser detenido. El edificio permaneció cerrado durante todo el martes, junto a los consulados en el país.

A pesar de que los interrogan­tes acerca del caso del diplomátic­o –el primer embajador asesinado en la historia de la Turquía moderna– persisten, lo que está fuera de dudas es la identidad del homicida: se trata de Mevlüt Mert Altintas, un policía antidistur­bios de 22 años que consiguió entrar en la sala de arte contemporá­neo evitando el detector de rayos X con sus credencial­es de agente de seguridad. Se sabe que el lunes había pedido una baja por enfermedad y había prometido llevar un justifican­te médico al día siguiente. Al menos seis personas, la mayoría familiares cercanos en la provincia occidental de Aydin, además de su compañero de piso en Ankara, ya han sido detenidas.

Ahora bien, lo que no es tan nítido es el móvil detrás del asesinato. Ayer, los medios proguberna­mentales señalaban una serie de indicios que, de ser ciertos, podrían dar al traste con la pista islamista, que incluso fue barajada por Moscú en una primera reacción. Al principio no había mucho espacio para la duda: Altintas, después de empezar a disparar, levantó el dedo índice al aire, un símbolo islamista. Además, gritó varias frases en árabe –entre ellas, un “somos leales a la yihad”– que, como apuntó ayer el diario

Hürriyet, es muy célebre en las filas del Frente de la Conquista del Levante (antiguo Frente al Nusra y exfilial siria de Al Qaeda).

Sin embargo, los medios pro Erdogan ayer apuntaban en otra dirección: Altintas en realidad sería un simpatizan­te de la orden religiosa liderada por Fethullah Gülen, el clérigo musulmán de origen turco autoexilia­do desde 1999 en Estados Unidos y al que Ankara acusa de ser el cerebro detrás del fallido golpe del pasado julio. Para apoyar este sorprenden­te vuelco de la presunta autoría, los medios cercanos a Ankara parten de que la supuesta cercanía a Al Nusra no es en realidad más que una tapadera. Altintas nunca estuvo ni recibió entrenamie­nto en Siria. De ser ciertas las evidencias, Altintas habría sido formado en un dershane o internado especial del movimiento Gülen, una cofradía especializ­ada en la educación. Además, en su examen de entrada al funcionari­ado (KPSS) logró una nota muy alta, algo que le hace también sospechoso de gülenismo ya que era práctica habitual –e ilegal– del movimiento distribuir las preguntas a sus simpatizan­tes antes de los exámenes de cara a promociona­rlos mejor.

El homicida pidió permiso el día de la intentona –el pasado 15 de julio– y por ello, a pesar de ser sospechoso, no había sido detenido en las purgas. Además, aunque entonces vivía en un hotel, al parecer dio en un hospital la dirección de un conocido gülenista huido de la justicia.

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EMRAH GUREL / AP Miembros de las fuerzas de honor turcas trasladan el féretro del embajador ruso asesinado, Andréi Kárlov, en el aeropuerto de Ankara

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