Un guion con el final pendiente
Escribir guiones no es garantía de ser buen escritor. Lo que no dice George Lucas es que no hace falta ser buen escritor para tener éxito. El guion se cumplió ayer en el Parlament pero sin tener el final resuelto, el éxito sigue siendo una incógnita.
El debate sirvió para dejar claro que Oriol Junqueras quiere contentar a su mano izquierda con la defensa de “los presupuestos más sociales de la historia” y preservar con la mano derecha el trabajo hiperortodoxo de su conselleria respecto al cumplimiento del déficit y la reducción de la deuda.
Se trata, ni más ni menos, de aprovechar la única consecuencia positiva que se puede extraer de funcionar con presupuestos prorrogados en un escenario de mejora en la recaudación. Algo que Andreu Mas-Colell ni olió, aunque el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, sí olía la sangre en la caja de la Generalitat. Con la votación de ayer, el president Puigdemont gana tiempo y su PDECat respira porque no hay sobresaltos en la política fiscal que solivianten a su maltrecho electorado. ERC contenta al suyo con Junqueras en la tribuna, con la votación garantizada, declarándose “refrendista y autodeterminista” de toda la vida. Abierto a negociar pero dejando caer que hay lo que hay. Así que las dificultades para encajar el discurso están en la otra acera del independentismo.
El juego parlamentario conlleva más hipotecas para los cuperos que la sacrílega compra de una vivienda. Hace un año enviaron a Artur Mas a la “papelera de la historia” y en junio pusieron en jaque la legislatura y el proceso soberanista al tumbar el proyecto de presupuestos para el 2016. Entonces alegaron que los acuerdos mutan, pero también saben que los comodines se agotan.
La huella cupera en el proyecto de presupuestos del 2017 que ahora inicia su trámite parlamentario es más que discreta así que el Govern no descarta hacer alguna “concesión técnica” que evite la humillación. Está por ver si ésta pasará por la conselleria de Interior o la de Ensenyament, pero de ella depende la “cadena de confianza” que quiso establecer Puigdemont con los cuperos. La CUP otorga su confianza, “no al Parlament,ni al Govern”, si no al voto independentista. Permite abrir el debate, pero seguirá “luchando”. Pero el dilema será el mismo: “o presupuesto o elecciones” y no hay referéndum que valga. Por lo que pueda ser, la revista
Time incluye el referéndum de Catalunya en sus previsiones para del 2017. En septiembre… Y la saga continúa...