‘...Ganando, peleas como el mejor’
El alboroto creado por el cambio de diseño del escudo del Atlético de Madrid no disminuye. El sábado, cuando jugó contra la UD Las Palmas en el estadio Vicente Calderón, los cánticos fueron constantes: “¡El escudo no se toca!”.
La Unión de Peñas Atléticas ha emitido un comunicado, firmado por más de cincuenta de sus agrupaciones, en el que explican que no están de acuerdo y que el nuevo escudo sólo produce rechazo y división: “Pedimos que reconsideren su decisión, manteniendo el escudo existente o realizando un rediseño donde todos los aficionados puedan sentirse representados”. La agrupación Los 50, una de las más arraigadas entre los colchoneros, dice que no es verdad que el club cambie de escudo tan a menudo como dicen. No ha habido trece escudos a lo largo de la historia, como dice el club, sino sólo cuatro antes de este nuevo.
Los seguidores de un equipo deportivo tienen tan interiorizados los vínculos con su club que, cuando les cambian algo, es como si mataran a su madre. Pasa también con las camisetas. No hay año que la nueva camiseta –sea del club que sea– no acabe reprobada por los seguidores. Recuerdo que hace décadas, cuando el Barça aclaró sus colores con la excusa de que así los jugadores se verían mejor entre ellos, el equipamiento pasó de azulgrana a azulrojo, y los jugadores parecían latas de Pepsi. Cuando la vi yo mismo me subía por las paredes. Cuando hace cosa de quince años rediseñó su escudo para quitarle entre otras cosas aquellas letras FCB horrorosamente anchas y las sustituyó por una tipografía más pausada, algunos periodistas deportivos se llevaron las manos a la cabeza:
–Pero ahora las letras quedan en medio de la franja central, con mucho amarillo a ambos lados... No me gusta nada. No sé cómo a ti te puede gustar.
Pasados los años se ha visto que el cambio fue un acierto, y ahora la visión del antiguo escudo –conservo algunos en varias camisetas– provoca erisipela. Este domingo, durante el derbi del Barça y el Espanyol, vi en internet un grupo de periquitos independentistas que habían modificado el escudo oficial de su club y le habían quitado la corona. Pero eso son alteraciones personales. En cambio, el del Atlético de Madrid es oficial, promovido por el club de cara a la próxima temporada. ¿Qué problema le ven sus seguidores? Ha perdido los ángulos afilados que antes tenía y ahora son redondeados, sobre todo por la parte de arriba. Ha perdido el ribete amarillo que tenía, que ahora se ha vuelto azul. El oso y el madroño también han perdido los colores negro, marrón y verde que lucían y han intercambiado posiciones: ahora el oso está a la izquierda y el madroño a la derecha. El resultado es un escudo con sólo tres colores: blanco, rojo y azul. A mí me parece coherente, pero imagino que a a los colchoneros no les debe de acabar de convencer un escudo tan blandengue para un equipo que basa buena parte de su estrategia en el juego raso y la patada a la cabeza.
Tienen tan adentro los vínculos con su club que, cuando les cambian algo, es como si mataran a su madre