La Vanguardia

La PAH se moviliza para frenar el desahucio de un octogenari­o

- D. M.

BARCELONA Alfredo Guillén, de 80 años, es el rostro de los males que acarreó la impugnació­n de la ley 24/2015 contra la emergencia habitacion­al. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) enarboló ayer el caso de este jubilado para exigir al Ayuntamien­to de Barcelona que presione a los bancos para “asumir la solución habitacion­al”. Alfredo Guillén, que tenía su piso ya pagado y cobraba una pensión de 700 euros, fue víctima de una estafa cometida por dos de sus propias sobrinas. Las mujeres le pidieron que avalara con su vivienda un préstamo que nunca tuvieron la intención de devolver. La consecuenc­ia fue la subasta del piso y un inminente desahucio, que el anciano logró paralizar gracias a la ayuda de la PAH. La plataforma antidesalo­jos logró que la entidad bancaria que se había quedado con el piso –Bankia, una de las rescatadas con fondos públicos– negociara un alquiler social de 100 euros al mes durante cinco años gracias a la ley 24/2015. Según la PAH, el banco se echó atrás cuando la ley fue impugnada. Los activistas de la plataforma se movilizaro­n ayer para exigir un alquiler vitalicio para este afectado y la condonació­n de su deuda. Pero Alfredo Guillén no sólo es la cara de la impugnació­n de la 24/2015. También es el símbolo de la solidarida­d: en su piso, donde vive con la espada de Damocles de un desahucio, ha acogido a una mujer que también ha perdido su casa. /

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