Lady Di, madre adorable en unas cartas inéditas que salen a subasta
Salen a subasta fotos inéditas y documentos manuscritos que Lady Di envió a un confidente
Diana puede haber tenido algunos defectos intercalados en su enorme carisma, pero nunca dejó de ser una madre amorosa. Que se le caía la baba por sus dos hijos, Guillermo y Enrique, queda claro –si es que acaso cabía alguna duda– en unas cartas personales al asistente de palacio Cyris Dickman, hasta ahora desconocidas y que se van a vender en subasta.
“El primogénito adora a su hermanito y se pasa el día entero jugando con él y haciéndole carantoñas”, escribió de su puño y letra, en papel con el sello del Palacio de Kensington, en 1984, cuando Enrique era un bebé. Años más tarde, en 1992, explicaba a su confidente que “los chavales están bien y disfrutan el internado, aunque el pequeño es La princesa descubrió en seguida esa vena rebelde que ha llevado a su hijo Enrique a meterse en problemas travieso y no para de meterse en líos”. Dickman murió en el 2012, a los 85 años, y su nieto subasta ahora los documentos que heredó de su abuelo (además de las cartas, varias felicitaciones de Navidad de la familia real, un puñado de fotos y hasta un pedazo disecado de pastel de la boda de Diana y Carlos).
En un documental de la cadena de televisión ITV, Enrique, de 32 años, reconoce esa vena rebele que ya observó en él su madre cuando era bien pequeño, y que le ha causado más de un problema. “Ser bueno es divertido y ser malo es aburrido –señala–, pero uno también puede ser travieso, y no está nada mal”.
El segundo hijo de Diana de Gales ha visitado Lesotho, donde hace campaña desde hace ya una década con el príncipe Seeiso para proporcionar gratis pruebas del sida a decenas de miles de adolescentes, un proyecto que en los próximos años pretende ampliar a otros países del África subsahariana. “Queda mucho trabajo por hacer, pero la satisfacción de ayudar a la gente a mejorar sus vidas es indescriptible”, comenta orgulloso.
Enrique ha formalizado su relación con la actriz norteamericana Meghan Markle, hasta el punto de habérsela presentado a numerosos miembros de la familia real, y de haber conseguido ya –según fuentes bien informadas de palacio– la aprobación de su abuela Isabel II. Su novia, tres años mayor que él, cae especialmente bien a su hermano Guillermo, que le anima a casarse.
El hijo menor de Diana reitera en el programa televisivo su deseo de “tener hijos algún día”, algo que ha expresado ya en varias ocasio-
nes, y sustenta los rumores de que el matrimonio figura en su agenda.
Tras pasar una semana juntos en Londres, Meghan ha regresado a Toronto (donde reside porque allí se rueda la serie de televisión Suits, en la que tiene uno de los principales papeles). Enrique, mientras tanto, se ha reunido en la residencia real de Sandringham con el resto de los Windsor, incluidos su padre Carlos, su madrastra Camilla Parker Bowles y sus abuelos Isabel y Felipe, que hubieron de aplazar un día el viaje en tren por haber pillado unos fuertes resfriados.
Enrique ha protestado por el acoso de la prensa sensacionalista británica a Meghan y su familia, y ha pedido a los medios de comunicación que la dejen respirar. La actriz se encuentra en contacto frecuente con el jefe de comunicaciones de su novio, Jason Knauf, y su secretaria privada, Lane Fox, para que la asesoren sobre cuestiones de protocolo que ahuyentaron a anteriores novias del príncipe. Aunque hay fuertes indicios de que los Windsor, incluida su abuela, se han vuelto mucho menos severos con el tiempo.