¿El Bulli 2017?
Pocas aperturas han despertado tanta curiosidad en Barcelona como la de Enigma, que abrirá el 3 de enero, con una lista interminable para confirmar reserva. Albert Adrià ha ensayado durante muchos días para asegurarse de que ese recorrido que hará el comensal por diferentes espacios y cocinas (en el que se presta más atención a los cócteles que a los vinos), funcione a la perfección. Sabe que Enigma, más que ningún otro de sus proyectos, se comparará con El Bulli. Pero eso no agobia a alguien que lleva El Bulli en las venas y que en el taller que ha montado en ese amplio espacio de 700 m2 en la esquina de Sepúlveda con Entença que ocupa Enigma, la colección entera de los libros de El Bulli es material de consulta diaria.
No cabe duda de que los comensales verán muchas elaboraciones al estilo El Bulli cuando hagan ese recorrido fascinante, pero verán también otras cocinas (la zona de la plancha entusiasmará a quienes buscan el producto en su desnudez). Cuando se han cumplido cinco años de su cierre, surge la pregunta: ¿Sería El Bulli, si hubiera llegado al 2017, como Enigma? Probablemente sí. Pero también tendría rasgos de Disfrutar, donde ofician Oriol Castro, Albert Xatruch y Mateu Casañas, que fueron alma de El Bulli. Y puede incluso que tuviera algo de Dos Palillos y su artífice, Albert Raurich, jefe de cocina en la Montjoi durante una década. Ferran Adrià nunca se ha cansado de recordar que El Bulli no era él, sino todas las personas que habían compartido el mismo espíritu de crear con libertad. En cualquier caso, las obras avanzan en la cala Montjoi, y el monstruo sigue vivo. Y puede que allí mismo, a pocos kilómetros de Roses, se esté desperezando para poner en marcha un recorrido que recuerde a Enigma pero aún más grande. Todo queda en familia.