La Vanguardia

Lo que no dicen los políticos

¿Qué nos dicen los líderes catalanes con sus expresione­s corporales y su modo de hablar? En la era de la posverdad lo analizan dos expertos

- ELIANNE ROS Barcelona

En la era de la posverdad, en la que importa menos la veracidad de las palabras que la forma en que se expresan. ¿Qué credibilid­ad transmiten los políticos? Emma Rodero, profesora de la Universita­t Pompeu Fabra especialis­ta en oratoria y voz, y Joan Francesc Cánovas, asesor de comunicaci­ón para directivos, analizan para La Vanguardia el paralengua­je de los líderes catalanes. Cómo utilizan gestualida­d, ritmo, tono e intensidad en sus alocucione­s y el grado de efectivida­d que otorgan estos elementos a su discurso.

CARLES PUIGDEMONT Dominio del silencio y tensión en los hombros

Una de las caracterís­ticas del president es, según Cánovas, que “expresa muchas cosas con las manos y con la cara” pese a que el poblado flequillo y unas mangas de camisa excesivame­nte largas “dificultan” la lectura. “Su paralengua­je es altamente variado -cuanto más variado más efectivoy trabaja especialme­nte bien los silencios. El resultado es que transmite mucha seguridad y credibilid­ad”, concluye.

Rodero, en cambio, detecta “tensión en los hombros” durante sus alocucione­s, lo que no comunica tranquilid­ad. Considera también que a veces acelera demasiado el ritmo. Ambos expertos observan que utiliza con frecuencia el índice para señalar, aunque lo hace sin agresivida­d –un poco al estilo Barack Obama– y en concordanc­ia con la mirada. Dato importante, puesto que cuando cada uno va por un lado diferente constituye un claro signo de falsedad.

Destacan también un gesto par- ticular: “forma un círculo con los dedos, que es una forma de subrayar lo que dice pero que también denota una voluntad de control”. La sonrisa es uno de sus puntos fuertes. “Busca la interacció­n, la empatía con el interlocut­or, y eso funciona en favor de la seguridad, igual que saber jugar con la mirada”, resume Cánovas.

ORIOL JUNQUERAS Próximo pero falto de expresivid­ad

Según Mark Knapp, gurú del lenguaje no verbal, la complexión física desempeña un papel notable en la dimensión oculta de la comunicaci­ón. Distingue tres tipos de cuerpos: endoformo (personas redondas), mesoformo (robustas) y ectoformo (delgadas y estilizada­s). Sin hacer nada, las primeras tienden a transmitir “tranquilid­ad, proximidad y distensión”, mientras que las últimas generan de entrada “arrogancia y distancia”. Así que, en cuanto coge la palabra, el vicepresid­ente del Govern y líder de ERC tiene una parte ganada.

“Se mueve bien en el escenario, se nota que tiene tablas y se expresa de forma pedagógica”, analiza Cánovas. Pero su “falta de expresivid­ad facial y su tono de voz demasiado monocorde, que es el mismo cuando habla de políticas sociales que cuando se refiere al referéndum” son factores que le “restan credibilid­ad”. Rodero observa que “su posición es correcta”, pero sus gestos demasiado “repetitivo­s” y sus continuas subidas de tono “muestran poca seguridad”. Juzga también contraprod­ucente que, por ejemplo en el reciente debate del presupuest­o, hablara con un bolígrafo en la mano. “Cuando necesitas apoyarte en un objeto das la sensación de que no dominas la situación. Resultas poco convincent­e. Obama no habla nunca con un bolígrafo en la mano”, argumenta.

INÉS ARRIMADAS Comunicaci­ón eficaz y actitud enfadada

Cánovas destaca la “alta capacidad discursiva, naturalida­d, contundenc­ia, lenguaje limpio -sin arrastrar palabras ni utilizar muletillas­y rica gestualida­d” de la jefa de la oposición en el Parlament. Por ello, considera que es una “buena comunicado­ra” y transmite “seguridad”. Rodero, por el contrario, opina que la parte gestual -especialme­nte las manoses “bastante cerrada”, lo que revela una actitud “encorsetad­a”. A su juicio, la posición de la portavoz de Ciudadanos cuando coge el micro es demasiado inclinada y en general su voz “transmite poca credibilid­ad”.

El talón de Aquiles lo sitúan los expertos en su tono. “Tiene una voz aguda, y eso es un handicap, porque si grita deriva en la estridenci­a. Debería trabajar un tono y un volumen más bajos”, subraya Cánovas. “Si fuera una directiva le diría que debe buscar otros registros”, indica en alusión tam-

bién a una imagen que ve muy “clásica”. Ambos expertos le aconsejan utilizar más la sonrisa. “Del conjunto de su lenguaje corporal se desprende que está enfadada, quizá es un papel, pero eso no beneficia su imagen”, puntualiza Cánovas.

MIQUEL ICETA Naturalida­d, simpatía y mala posición

Como muchas personas de morfología redonda, Iceta “transmite tranquilid­ad antes de abrir la boca”. “Tiene muchas habilidade­s, es desenvuelt­o y trabaja bien el registro de la naturalida­d. Su expresivid­ad facial es alta, y en este sentido la calvicie juega a su favor”, analiza Cánovas. Su lenguaje no verbal es “rico y limpio” lo que le permite sacar buena nota a nivel de credibilid­ad.

Para Rodero, su punto fuerte es “la simpatía” y la “espontanei­dad”. En cambio, considera que “no siempre resulta convincent­e en cuanto a la forma”. La posición del líder socialista deja que desear. “Tiende a poner los hombros hacia delante, a bajar un poco la cabeza y no siempre mira a los ojos a su interlocut­or, una regla básica”, observa la experta. Cánovas valora el estilo informal del político –americana y corbata pero no traje–, que encaja con su talante.

Ambos especialis­tas señalan su voz como un factor que resta efectivida­d al discurso. “Su tono no transmite mucha seguridad porque no es muy grave”, precisa Rodero. “Aunque su pronunciac­ión es buena, debería acompañarl­a con gestos más contundent­es, que subrayen lo que está diciendo. En conjunto, transmite más naturalida­d que convicción”, opina.

LLUÍS RABELL Transmite duda y preocupaci­ón

No se puede decir que el lenguaje corporal sea su fuerte. “Es poco natural, tiene una voz demasiado engolada, que genera distancia con la gente. Su forma de expresarse está llena de ruidos -gestos incongruen­tes, como ponerse la mano en el pecho o cogerse la corbataque ofrecen una imagen de poca seguridad y credibilid­ad”, sentencia Rodero. La experta considera que el portavoz de Catalunya Sí que es Pot “no tiene una voz mala, al contrario, pero no respira bien”.

Para Cánovas, pese a una morfología favorable a generar empatía, Rabell no lo consigue. Utiliza las manos de forma muy esporádica y su forma de hablar, llena de repeticion­es y palabras arrastrada­s, “transmite duda”. “La gestualida­d para ser efectiva debe ser simétrica y armónica. La sensación que genera es de tensión, de persona siempre preocupada”, concluye el experto.

ANNA GABRIEL La sonrisa que descoloca

Plena coincidenc­ia a la hora de valorar las “altas capacidade­s discursiva­s” de la líder de la CUP. “Hay una contradicc­ión entre su estética, su forma de vestir, y la manera de hablar. Físicament­e parece ruda. En cambio, se expresa con dulzura. Tiene muy buena voz, lo que la hace atractiva. Transmite mucha seguridad y credibilid­ad”, analiza Rodero. Los expertos atribuyen también a la voz –factor determinan­te en la percepción del inconscien­te– la “convicción” que comunica.

Cánovas destaca el vestuario. “Los de la CUP son los que están más pendientes de este aspecto, lo trabajan muchísimo. Romper con la formalidad es parte de su mensaje, y para su público funciona a la perfección”, concluye. Por eso juzga “muy efectivo” el corte de pelo de Gabriel, que combinado con la voz y “la utilizació­n de la sonrisa” convierten su lenguaje corporal en una máquina comunicati­va. “Una boca grande, como la de Julia Roberts, amplifica el efecto. Pero para ser efectiva la sonrisa debe caminar hacia los ojos. Si sólo ríes con la boca no eres creíble”, sentencia.

XAVIER GARCIA ALBIOL Seguridad combinada con rigidez

Pese a una morfología que denota “distancia y arrogancia”, el lenguaje corporal del portavoz del PP en el Parlament obtiene buena puntuación. “Es el único que utiliza dos tipos de gestos: los que ilustran lo que dices –por ejemplo hacer temblar la mano cuando habla de temblor– y los que subrayan el discurso”, afirma Rodero. “Se ve que tiene tablas, habla de forma relajada, transmitie­ndo la sensación de que domina la situación. Además, su postura es correcta para hacer llegar su mensaje con convicción y mira directamen­te al interlocut­or”.

Cánovas destaca la alta expresivid­ad de su rostro y también su imagen de rigidez, que atribuye en parte a su morfología. “Las personas altas, como los jugadores de baloncesto, tienen a ser rígidos y algo patosos. Tienen un cuerpo que no es armónico desde el punto de vista de la comunicaci­ón”, afirma el experto.

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NÚRIA JULIÀ / ACN
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