Menos fumadores gracias a la ley antitabaco
Seis años después de la prohibición, han bajado un 11% los ingresos por infarto
Seis años que se colgó de manera definitiva el cartel de prohibido fumar en los bares y restaurantes que parecen un siglo. ¿Recuerdan el repulsivo olor a tabaco en la ropa tras una noche de marcha?, ¿la niebla que invadía el restaurante en el que había quedado a comer con sus compañeros?, ¿el picor de ojos que provocaba la humareda o el permanente olor rancio del bar de la esquina? Pues sólo han pasado seis años... El 2 de enero del 2011 entraba en vigor la normativa que prohibía tajantemente fumar en bares, restaurantes y discotecas, una vuelta de tuerca a la ley que impedía consumir tabaco en el lugar del trabajo, espacios públicos, transporte y hospitales, y que muchos ciudadanos criticaron duramente por lo que implicaba de recortes de derechos y, especialmente, los hosteleros que vaticinaban el desplome de sus negocios. Presagios aciagos, a los que se sumaban los vaticinios irracionales de que como España es diferente al resto del mundo, nadie iba a cumplir la susodicha norma.
Pero nada de eso se cumplió. De hecho, pocos son los que abogan por volver al pasado. La ley antitabaco es apoyada por una amplísima mayoría de los ciudadanos y su cumplimiento ronda el 95%, según datos de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC). Más datos: entre 2009 y 2011, la exposición de la población al humo de tabaco ambiental se redujo en un 77% en los centros de trabajo, en un 57% en los lugares de ocio y en un 31% en los hogares. A lo que hay que sumar que la contaminación por partículas finas (PM 2,5) en los locales de hostelería descendió en más de un 90% tras la entrada en vigor la ley. “Antes de 2010, en un alto porcentaje de locales de ocio, los niveles de contaminación por estas partículas eran mucho más elevados que en los días de mayor polución en ciudades como Pekín”, explica Ana M.ª Furió, coordinadora del Grupo de Abordaje al Tabaquismo (GAT) de la semFYC. Unos datos especialmente significativos si se recuerda que esta ley nació para defender el derecho de los no fumadores a no ingerir un humo perjudicial para su salud.
¿Y los fumadores? Según los datos que facilita esta sociedad, el número de fumadores entre el 2009 y 2014 ha descendido en 1,2 millones y “los que continúan con el hábito consumen menos cigarrillos al día”, señalan. Para el presidente de la semFYC, Josep Basora, “las ganancias en salud han sido extraordinarias, con un descenso de los ingresos hospitalarios (del 11% por infarto cardiaco y de al menos un 15% por asma infantil) y de una mejoría relevante de la salud respiratoria de los trabajadores de la hostelería, que han sido las verdaderas víctimas de la situación anterior”.
Nadie discute a estas alturas los beneficios de la normativa, que entró en vigor en contra del sentir de una minoría muy locuaz, pero los expertos creen que no se puede bajar la guardia, sobre todo, en lo que se refiere a un sector de la población, los jóvenes, a los que el debate sobre el tabaquismo les pilló en la adolescencia o en la infancia. “Los jóvenes siguen fumando y mucho. Los mensajes no les llegan, hay que buscar otros caminos para llegar a ellos y hacerles entender que, de verdad, el tabaco mata. No es un lema. El tabaco genera mucho sufrimiento”, señala Isabel Oriol, la que fue durante ocho años presidenta de la Asociación Española contra el Cáncer y su Fundación Científica. Según la encuesta sobre uso de drogas en estudiantes de enseñanzas secundarias 2014/2015, realizada en adolescentes de entre 14 y 18 años, el 31,4% reconoce que ha fumado en el último año y el 8,9% fuma a diario.
Otros puntos por mejorar en la norma es la labor de inspección ya que, como advierten los expertos, algunos locales están “bajando la guardia” al permitir fumar por la noche y habilitar espacios no permitidos.
La contaminación de los bares ha bajado un 90%, un 11% los ingresos por infarto y un 15% por asma