Hollande defiende la lucha en Irak para prevenir ataques en Francia
El presidente viaja a Bagdad e Irbil para reivindicar la guerra contra el EI
Patrick Cockburn, uno de los veteranos corresponsales británicos fiables que quedan en Oriente Medio, constata “una peligrosa desconexión en las mentes de los gobiernos y los medios de comunicación entre lo que ocurre en las guerras de Irak y Siria y las consecuencias a largo plazo que esas guerras tienen en las calles de las ciudades europeas”, es decir, el terrorismo yihadista.
Con su fugaz visita de ayer a Bagdad e Irbil, François Hollande parecía rendir tributo a esa observación, cuando declaró en la capital iraquí que la implicación de Francia, con los bombardeos de sus 14 aviones Rafale, sus 500 consejeros militares y sus expertos dirigiendo el cañoneo artillero sobre Mosul, segunda ciudad iraquí, “es crucial para prevenir actos terroristas” en Francia. En el último año y medio 236 personas han muerto en Francia en atentados yihadistas.
“Hace dos años la situación estaba muy degradada en Bagdad y el resto de Irak, pero Francia asumió sus responsabilidades en lo político y militar”, dijo junto al presidente iraquí Fuad Masum.
Hollande, el presidente francés que más decididamente ha encaHollande denado las intervenciones militares en el exterior y el líder europeo más implicado militarmente en los conflictos de Siria e Irak, por delante del Reino Unido, concluye en mayo su mandato presidencial.
En su visita a las fuerzas militares francesas, en Bagdad, acompañada por un atentado que dejó decenas de muertos, y en el bastión kurdo de Ibril, repartiendo 38 toneladas de ayuda humanitaria, el presidente mantuvo su último vaticinio de que 2017 “será un año de victoria contra el terrorismo”.
De momento, lo que la política exterior de Francia ha encajado con Hollande en Siria ha sido una estrepitosa debacle, acaso comparable en sus efectos a largo plazo con la intervención anglofrancesa contra Gamal Abdel Naser de 1956.
Hoy, mientras en Damasco el poder de otro nacionalista, el sirio Bashar el Asad, se consolida, la mayoría de los políticos franceses implicados en el desastre sirio saltan, o han saltado, de sus puestos: el ministro Laurent Fabius, que pasará a la historia por su elogio de la labor de la franquicia siria de Al Qaeda (Jabhat an Nosra), el expresidente Nicolas Sarkozy, su exministro de Exteriores Alain Juppé, así como el propio y su primer ministro, Manuel Valls.
Descrita como “genocidio” y “masacre”, la victoria del régimen sirio y sus aliados rusos e iraníes en Alepo ha supuesto la debacle de la operación occidental de cambio de régimen en Siria, donde la iniciativa diplomática de paz la protagoniza Rusia en la ONU, tras recibir todas las acusaciones por algo muy parecido a lo que está sucediendo en Mosul.
En ausencia de periodistas, la crónica de Alepo se dejó en manos de redes sociales e instituciones controladas o directamente vinculadas con el yihadismo amigo, sin que se haga gran cuestión de las contradicciones que ahora afloran. Robert Fisk, otro veterano en la región, estima que los 250.000 civiles atrapados en Alepo Oriental eran en realidad “menos de 90.000” y la mayoría de ellos parecen haberse refugiado en zonas controladas por el régimen. La suerte del millón de civiles de Mosul, donde los intereses de los bandos enfrentados están invertidos, es ignorada y nada adjetivada, por más que se trate de lo mismo. La caótica situación en la región ha disuelto ya hasta viejas y elementales leyes, como la de que los adversarios de mis enemigos son mis amigos, e incluso una confusión sobre la naturaleza de éstos, benignos en Siria, malvados en Irak.
Hollande dijo ayer que la batalla de Mosul, donde militares franceses dirigen el fuego artillero y aviones de Estados Unidos bombardearon un hospital y causaron (también) muertes civiles, es decir esos “daños colaterales” que sólo son criminales cuando los aviones son rusos y la artillería iraní, esa batalla se ganará, dijo, “en primavera o, en todo caso, antes del verano”. Según Cockburn, la defensa que el Estado Islámico mantiene en Mosul es encarnizada y eficaz, mientras que las bajas de los atacantes apadrinados y apoyados militarmente por las potencias occidentales están siendo cuantiosas.
La batalla de Mosul se decidirá “antes del verano”, vaticina el líder francés tras perder la partida en Alepo