El cordón umbilical del inmigrante
WhatsApp favorece como ningún otro canal la conexión con sus orígenes a las personas que han dejado sus países
Estos días los mensajes entre familias y amigos se multiplican. Los más sentidos o esperados son aquellos que recorren en sólo segundos miles de kilómetros. Y entre esos contactos cobran un especial significado los emitidos o recibidos por aquellos que han roto con sus raíces. Tanto da si lo han hecho obligados por una guerra o de forma voluntaria para iniciar una nueva vida o en busca de nuevas oportunidades. La sensación de aislamiento que años atrás podía sentir cualquier inmigrante en un nuevo mundo es hoy más llevadera gracias a un canal de mensajería instantánea como WhatsApp. Una herramienta que permite a esas personas un contacto casi al minuto y sin coste económico con la vida que dejaron atrás.
“Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) basadas en internet nos han acostumbrado a pensar de forma global, a superar el concepto de frontera. En consecuencia, resulta del todo coherente que los inmigrantes, aquellos que han cruzado físicamente fronteras geopolíticas, empleen esos canales para cruzar nuevamente esas fronteras de forma virtual”, afirma Ferran Lalueza, profesor de Social Media de la Universitat Oberta de Catalunya.
Estas nuevas tecnologías han alterado la vida de los inmigrantes. Hace sólo unos años contactar con sus familias era un lujo que muchos no podían permitirse. La llamada por teléfono costaba dinero, al igual que el envío de mensajes vía sms. Y si la opción era un correo electrónico había que conectarse antes a internet. El WhatsApp lo ha revolucionado todo. “De todas las aplicaciones que pueden emplear los inmigrantes para mantenerse en contacto con el círculo de personas que han dejado atrás en sus países de origen –añade Laluezacabe pensar que WhatsApp es la más recurrente puesto que al fin y al cabo es la herramienta de mensajería más empleada en todo el mundo. Es gratuita, su uso es sencillo e intuitivo, y existe una masa crítica de usuarios lo bastante grande (unos 1.000 millones de usuarios activos) como para permitir eventualmente el contacto con cualquier persona desde cualquier lugar”.
El éxito que este canal de mensajería instantánea tiene entre los inmigrantes ha quedado de manifiesto como nunca con el drama de los refugiados. Miles de ciudadanos sirios retransmitieron casi en directo a sus allegados la experiencia vivida durante su penosa huida a países de Europa. Algo imposible con cualquier otra tecnología. La facilidad en el uso de ese canal de mensajería ha propiciado, asimismo, que cualquier persona (tanto da si son nativos como emigrantes digitales) pueda utilizarla con éxito.
A Ferran Lalueza no le sorprende esta realidad. “Está documentado que el uso de WhatsApp se ha convertido en un comportamiento muy interiorizado por parte de colectivos inmigrantes. El empleo de esta aplicación forma ya parte de sus rutinas”. Y añade el profesor de la UOC: “Se ha estudiado incluso su uso para organizar y coordinar flujos migratorios que intentan acceder a un territorio europeo al margen de la legalidad. También se ha constatado que constituye una herramienta valiosa a la hora de comunicarse con los compatriotas que han inmigrado al mismo territorio generando así una especie de comunidad virtual de expatriados que les permite ayudarse unos a otros en el a menudo complejo proceso de adaptación e integración”.
En el caso de los refugiados ese canal de comunicación ha facilitado el camino, en la huida, de muchas personas. Antes de salir de casa tenían ya en su teléfono imágenes y vídeos de las rutas a seguir, así como una detalla información de todo lo que se iban a encontrar. Y sin necesidad de intercambiar una palabra con sus interlocutores. La frontera vuelve a traspasarse desde el mundo virtual y eso reduce la sensación de aislamiento y lejanía.
Es gratuita, tiene un uso sencillo e intuitivo y existe una masa de usuarios grande, de 1.000 millones