Global pero sin relato
El urbanista Greg Clark sitúa a Barcelona en un grupo de ciudades que marcan el paso de las metrópolis
Barcelona está preparada para ser una de las líderes de las nuevas ciudades globales, pero deberá esforzarse para conseguirlo porque la competencia es dura. Berlín, Amsterdam y Estocolmo juegan en la misma liga y están trabajando con las ideas más claras. “Tienen un relato, Barcelona aún no”, dice el reconocido urbanista británico Greg Clark, que acaba de publicar un libro sobre las ciudades del pasado y del futuro (Global cities, a short story). Invitado por Barcelona Global, la capital catalana ha sido la primera parada de las diversas presentaciones del libro que el autor hará por todo el mundo.
Clark habla de tres grandes grupos: las ciudades mundiales consolidadas (París, Londres, Nueva York, Tokio…), las ciudades emergentes (Johanesburgo, Bogotá, Shanghai, Moscú, São Paulo…) y las nuevas ciudades globales. En este grupo se enmarca Barcelona. Lo hace junto a las capitales europeas ya citadas, pero también San Francisco, Vancouver, Tel Aviv… Son un conjunto de una quincena de ciudades, todas ellas con áreas metropolitanas que se encuentran muy por debajo de los cinco millones de habitantes. Según Clark, se caracterizan por estar bien conectadas con el mundo, ofrecer un alto nivel de calidad de vida y servicios a sus vecinos y contar con sectores económicos especializados como pueden ser el farmacéutico, las industrias digitales y la sostenibilidad.
“Barcelona cumple el modelo, cuenta con industrias y conocimiento con gran potencial de desarrollo”, asegura el experto en desarrollo urbano. Aun así, apunta que “la ciudad se ve internacionalmente más como lugar de vacaciones que de negocios”. Eventos como el Mobile World Congress y el ecosistema emprendedor están cambiando la imagen, pero el Barça, la arquitectura de Gaudí y el recuerdo de los Juegos Olímpicos siguen imponiéndose en el imaginario internacional por encima de los negocios.
El turismo, con sus pros y sus contras, es un elemento indisociable de las nuevas ciudades globales. La clave , según Clark, está en ponderar su peso y gestionarlo correctamente. Para este urbanista, “el problema no son los turistas, sino la errónea inversión de la riqueza que generan”. El británico destaca que otras ciudades europeas han sido capaces de diversificar su oferta turística para poder manejar el flujo. “Los beneficios del turismo se deben reinvertir en la mejora de la ciudad para evitar que sea un conflicto”, valora Clark, que ve con buenos ojos las intenciones de Ada Colau, a quien define como “una líder capacitada y apasionada por la política y por la ciudad”. El urbanista urge a la alcaldesa y al sector privado a reforzar el liderazgo porque, advierte, “en los próximos cinco años se juegan las oportunidades que marcarán el futuro de Barcelona”.
“El problema no son los turistas, sino la inversión errónea de la riqueza que generan en la ciudad”