Otra manera de ver el mundo
JOHN BERGER Escritor, pintor, crítico de arte (1926-2017)
John Berger, escritor, pintor, crítico de arte y referente ético y estético durante el último medio siglo, falleció ayer a los 90 años en Antony, en el sur de París. Nacido en el norte de Londres en 1926, vivía junto a su amiga Nella Bielski en Antony desde que falleció su esposa Beverly –que fue su editora en Penguin y con la que tuvo un hijo, Yves, aunque ya tenía otros dos de anteriores relaciones– en el 2013 y dejó el pueblo de la Alta Saboya en el que había habitado más de 40 años. Un lugar donde creó pero también trabajó como campesino y junto a los campesinos. De hecho, Berger, marxista, plasmó durante los años ochenta la desaparición del mundo rural y el enorme cambio para la vida que significó el paso a las grandes ciudades en la celebrada trilogía novelesca De sus fatigas (Puerca tierra, Una vez en Europa y Lila y Flag, publicadas por Alfaguara).
Berger siempre estuvo desafiando las miradas convencionales hacia el arte y la sociedad y enriqueciendo nuestra manera de ver el mundo: lo hizo en 1972 con el libro y la serie documental de la BBC Modos de ver (Gustavo Gili), hoy un clásico, entonces una revolución en la mirada a la cultura visual occidental que analizaba las ideologías ocultas en la pintura al óleo, su origen relacionado con el sentido de la propiedad –un crítico lo acusó de ser el Libro rojo de Mao para una generación de estudiantes de arte, aunque ha durado mucho más– , el uso de la mujer como objeto pictórico de idealización masculina o la relación entre la herencia visual de la pintura y la publicidad, la manipulación de las masas.
Pero si Modos de ver mostró nuestra compleja relación con las imágenes, Berger acercó a sus lectores urbanitas a través de sus novelas y ensayos muchos otros mundos cercanos y desconocidos. No sólo el rural, también el de la emigración –en 1975, con Un séptimo hombre (Capitán Swing)–, el del sida –la emocionante Hacia la boda (Alfaguara), de 1995, en la que la realidad siguió a la ficción, porque tras comenzar a escribirla descubrió que su nuera era seropositiva– o los homeless en King (Alfaguara), narrada mediante la mirada de un perro.
Serían obras posteriores a su encumbramiento literario con el premio Booker de 1972 por la postmoderna –estaba convencido de que “nunca más se volverá a contar una sola historia como si fuera la única”– G. (Alfaguara), en la que una suerte de Don Juan, de héroe romántico, es testigo de los principales acontecimientos que agitan a Europa antes de la Primera Guerra Mundial y que representa una reflexión sobre la política y sobre la sexualidad masculina. Berger se hizo famoso por donar la mitad del Booker a los Panteras Negras para “volver el premio contra él mismo”, en referencia a que la riqueza del patrocinador del galardón venía del azúcar caribeño, del los esclavos.
Nacido de padre húngaro y madre londinense sufragista, Berger fue pronto un autodidacta –su padre le confiscó el Ulises al verle leerlo– y decidió no ir a la universidad para que su cosmovisión no determinara su modo de ver. Tras servir Ganó el premio Booker en 1972 con la novela ‘G.’ y donó la mitad del premio a los Panteras Negras
dos años en el ejército desde 1944, fue otros dos a la Chelsea School of Art, donde le enseñó Henry Moore y luego inició una carrera como pintor, profesor de arte, crítico y ensayista. En los setenta fue, además, guionista del cineasta suizo Alain Tanner en películas como Jonás,
que tendrá 25 años en el año 2000. En el ejército prefirió la compañía de reclutas de clase obrera y se convirtió en el escriba de sus cartas. En ese sentido, señaló: “Soy un contador de historias porque escucho, para mí un contador de historias es como un traficante que cruza contrabando a través de la frontera”.