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Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena Director: Gustavo Dudamel Lugar y fecha: Musikverein. Viena (1/I/2017)
Acontecimiento mediático con alto porcentaje de espectáculo para la televisión mundial, y de marketing, con la discográfica que inmediatamente difunde la grabación. La famosa orquesta en su sala de gala del Musikverein, y el mundo de los Strauss, es un vehículo de esos intereses que hacen de esta cita un escaparate privilegiado. Y que muestra la realidad de este ámbito de la cultura –incluso en el nuestro cotidiano– teñido de intereses comerciales de agentes y programadores, y de inmediatez política, y menos de proyectos artísticos.
Otro nuevo año en la vida del concierto de clásica inaugurado por la Filarmónica de Viena, que, junto a directores importantes, presenta proyectos mediáticos. Hace unos años, al vienés Franz Welser-Möst, cuya esposa era una de las benefactoras de la orquesta. El próximo sí será un consagrado: Riccardo Muti.
Esta vez los técnicos diseñaron un programa a medida para Gustavo Dudamel, que conoce la rítmica de los repertorios populares latinoamericanos, pero cuyo bagaje dista de la dinámica cultural vienesa del XIX, sobre todo en algo tan sensible como el mundo del vals straussiano. Por ello, los escasos valses del programa formaban parte de los de opereta, más cercanos a los de sala de concierto. Más vital fue la presencia de cuadrillas y polkas o marchas, más afines al director, aunque toda la primera parte del programa fue plana y sin gracia. Cierto es que hizo una bella versión del Mephisto de Johann Strauss hijo, con un buen solista de flauta que brilló en todo el concierto. Dudamel dispone de un gesto sensible y fino a veces, que en este caso subrayó con claridad las sutilezas de la sabia orquesta.
El comienzo dramático de la obertura de La dama de espadas de Von Suppé y su final de estrépito alentaron al público, que en la segunda parte vio lucir los solistas y su sensibilidad, culminando con una buena versión de El Danubio Azul, no distante de las habituales. En síntesis, un concierto con falta de intensidad y que la versión de televisión alimentaba con arreglos florales, salones idealizados y ballets; puede que Dudamel llegue a ser un gran director, no lo creo, aunque el estudio y la madurez lo dirán. En marzo le veremos en el Palau con sus huestes bolivarianas y nada menos que con las sinfonías de Beethoven, que por algo quitó la dedicatoria a Napoleón en su Heroica.