Trucos para ser menos racional
Luis Racionero propone una vuelta a la mística transversal en ‘Espiritualidad para el siglo XXI’
Vaya por delante un aviso para ahorrar tiempo y esfuerzo, advierte Luis Racionero (La Seu d’Urgell, 1940), en su último libro: “La filosofía occidental, excepto en la ética, no sirve para nada, es una pérdida de tiempo, sólo utilizable como cultura general. Y digo esto porque la causa del miedo a la muerte es el pensamiento occidental: su creencia en el ego, su marasmo verbal y la incapacidad de aceptar que cada individuo es parte indisoluble del universo: que todos somos uno. Cuando esto se ha experimentado y vivenciado, no leído, es imposible tener miedo a la muerte porque el todo no muere nunca, sólo se transforma”.
Espiritualidad para el siglo XXI (Libros de Vanguardia) es la última reflexión de este polémico pensador que nació para provocar con las palabras. Racionero divide el volumen en cuatro apartados principales: el miedo a la muerte, el arte de morir, otra mente no racional y lo que él denomina “subir al espíritu”.
Reserva un apartado para sus experiencias trascendentes (con y sin LSD) y las actitudes ante la finitud de la vida, cita el Libro tibetano de los muertos y propone una nueva mirada. ¿Por qué la muerte es un cambio de viaje y no un final?, se pregunta. Para él la hipótesis por la cual ser real es ser material resulta un supuesto útil, frecuente y respetable, pero de validez muy relativa. No sólo existe lo real. Por tanto, no hay paradoja en la suposición de que algunas formas de consciencia existan independientemente de su conexión con cuerpos humanos y animales, “y por lo mismo, la supervivencia después de la muerte es teóricamente posible...”, apunta este intelectual español que un día se licenció en Ingeniería y Ciencias Económicas y se fue a cursar un máster de Urbanismo en la Universidad de Berkeley. No puede olvidar, pues, su tradición pedagógica.
“Sabido es que en India, Tíbet y China –apunta Racionero– los yoguis más evolucionados se mueren cuando ellos quieren: cuando deciden que ya han aprendido todo lo que necesitaban de esta vida, se van”. En ese sentido, el autor defiende una despedida de la vida que no se asocie a la agonía del enfermo de hospital, sino lo que él llama “una despedida gozosa” ayudada por la técnica: “El arte de morir es fruto del arte de la vida”.
La imposibilidad de controlar al controlador en cualquier ámbito de nuestra vida marcará decisiones futuras. Para estar preparado para ello, Racionero toma prestados algunos trucos a filósofos de antaño. Muestra tres formas prácticas de usar la mente y reclama la necesidad de unir la física newtoniana y la teoría de las emociones. “Materia, energía y espíritu podrían ser como una misma cosa tocada, olida o vista, es decir, percibida por canales diferentes: los sentidos, la razón y la mente en blanco”. La propuesta de Luis Racionero en este recién estrenado 2017 pasa por una mística reciclada.
“En el Tíbet los yoguis más evolucionados se mueren cuando ellos quieren, cuando sienten que aprendieron todo”