Con Ronnie empezó todo
La memoria en fútbol es flaca y la paternidad de los éxitos excesivamente numerosa. Al final, los auténticos protagonistas son los jugadores. Ellos ejecutan e interpretan la estrategia y acaban por tomar las últimas decisiones del juego. La mejor etapa de la historia del Barça (junto con la de las Cinc Copes) se inició con un brasileño espectacular.
La junta de Laporta, con Rosell, Bartomeu, Soriano e Ingla como pesos pesados, quería retornar al club a la élite del fútbol mundial. Era necesario fichar a una estrella que creyera en un proyecto deportivo que en los últimos años no había funcionado. Los contactos de Rosell permitieron que Ronaldinho aceptara la oferta blaugrana, dejara el Paris Saint Germain y rechazara lo que le ofreció el Madrid de Florentino: quedarse un año más en París para fichar luego por el club blanco. Comenzaba el círculo virtuoso.
Van Gaal había subido al primer equipo a Valdés, Xavi e Iniesta y Rexach había firmado en una servilleta el contrato para fichar al joven fenómeno Leo Messi. La Masia funcionaba a la perfección. Ronaldinho fue el eje del proyecto, pero influyeron muchas otras cuestiones, como el modelo de un fútbol concreto, inspirado en el mítico Cruyff y mejorado por Rijkaard con un mediocentro defensivo y presión a lo Milan de Sacchi.
Ronaldinho colocó al Barça en primera línea y además lo hizo con la cara amable de una sonrisa que daba a entender que el fútbol era para disfrutar, no para sufrir. Siempre que los jugadores se han divertido jugando al fútbol, al Barça le ha ido bien. Esos fueron los más destacados, pero aquel Barça tenía a tipos impresionantes
Ronaldinho lideró el inicio de la mejor etapa y Messi la sublimó con Xavi e Iniesta de compañeros de lujo
como Puyol, Piqué o como Alves, en su día Abidal, Eto’o, Henry, Giuly o el mexicano Márquez. Ningún proyecto es solo una persona. Es la suma de muchos. En el terreno de los jugadores, el Barça fue in crescendo. De Ronaldinho se pasó a Messi que lo sublimó, con la trilogía Xavi, Iniesta y Busquets en un centro del campo mágico, el fútbol de control del gran Guardiola en el banquillo y dos centrales clave para que España fuera campeona del mundo, Puyol y Piqué.
Luego llegó el tridente. Cuando parecía que la fórmula era insuperable, aterrizó Luis Enrique y a Messi se sumaron Neymar y Suárez formando el mejor trío de ataque del mundo que logró un triplete en su primer año y un doblete en el segundo. El Barça sigue atado a Messi como la luz del proyecto y tiene a Iniesta, Busquets, Piqué, Neymar y Suárez como acompañantes de lujo ahora en un equipo que sustituyó bien a Valdés, Abidal y Xavi con Ter Stegen, Alba y Rakitic.