Las inhabilitaciones
Tanto Mas como los políticos encausados ya están inhabilitados por depender de la CUP
Estas semanas estamos pendientes de las inhabilitaciones, que seguramente se producirán, contra los altos cargos de la Generalitat y del Parlament de Catalunya que desobedecieron la suspensión del Tribunal Constitucional respecto a la consulta independentista o respecto al proceso que debe conducir, supuestamente, a una Catalunya independiente mediante unas leyes catalanas que, según sus impulsores, darían legalidad a la separación de Catalunya del resto de España.
No voy a evocar aquí las manifestaciones de apoyo a los encartados con las que los independentistas acogen estas actuaciones judiciales que les vienen muy bien para movilizar a determinados grupos que siguen pensando, equivocadamente, que la independencia no solamente es posible, sino que recibirá la bendición de Europa y del mundo.
Tampoco voy a recordar –como he hecho más de una vez– que quien es miembro de la Unión Europea y de las Naciones Unidas es el Reino de España y no Catalunya. Con lo que si Catalunya se separa de España no es que vaya a ser expulsada de ambas instituciones, sino, simplemente, que por no pertenecer a ninguna de ellas si se independizara debería asumir difíciles procesos de admisión.
Lo que querría recordar en estas líneas es que para ver inhabilitaciones en Catalunya no es preciso aguardar a lo que digan el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya o el Tribunal Constitucional respecto a Artur Mas y otros políticos catalanes. Ya Lluís Companys estuvo dos veces en tal tesitura. La primera cuando fue a prisión con sus consellers tras el levantamiento fallido del 6 de octubre de 1934 contra el gobierno legal de la República. La segunda al quedar atado de pies y manos por el Comité Central de Milicias Antifascistas al formarse éste justo después del estallido de la sublevación militar fracasada del 18 de julio de 1936. En el caso de Artur Mas, fue la CUP quien lo inhabilitó, de facto, el 3 de enero de 2016, al vetar que pudiera volver a la presidencia constitucional y estatutaria de Catalunya.
Si consideramos que la ANC, la AMI y Òmnium están condicionando, ahora, la política catalana, nos damos cuenta de que tanto Artur Mas como el resto de los cargos políticos sometidos a juicio están ya inhabilitados por depender de la CUP en el Parlament y por las mencionadas organizaciones independentistas fuera del Parlament.
A estas alturas no sabemos lo que decidirán los tribunales competentes respecto a las posibles inhabilitaciones de Mas, Ortega, Rigau, Forcadell y Homs por desobediencia, pero lo que sí podemos afirmar es que es la CUP –al imponer sus planteamientos independentistas antisistema– inhabilitó de facto a Mas como presidente de la Generalitat y está poniendo al borde de la inhabilitación judicial a los otros miembros de Junts pel Sí pendientes del correspondiente fallo judicial.
Esta es nuestra cruda realidad por más que algunos prefieran culpar a Madrid de todo.