Cuenta atrás para la innovación escolar
La transformación llegará a todos los centros públicos de Barcelona en el 2019
La apuesta es decidida. Al acabar el curso 2018-2019 todas las escuelas públicas de Barcelona ciudad estarán inmersas en procesos de innovación pedagógica, avanzando hacia un forma de enseñar diferente a la tradicional y adaptada a los alumnos que deben convivir con los desafíos del mañana. En esta metamorfosis no estarán solas. Crecerán apoyándose unas con otras, de forma sistémica, gracias a metodología de instituciones pedagógicas reconocidas y con el respaldo y recursos de las administraciones, la Generalitat y el Ayuntamiento.
De hecho, la alianza de la administración es una de las novedades del proyecto Xarxa per al canvi 2016-2019 por el que 152 escuelas empezarán un proceso de innovación este año al que se irán sumando todos los centros barceloneses del sistema público. La foto de la consellera de Ensenyament, Meritxell Ruiz, y la alcaldesa Ada Colau, juntas, con las mismas aspiraciones, pretende escenificar la decidida apuesta. “La innovación no es para experimentar; es un reto ineludible”, afirmó la alcaldesa barcelonesa que enfatizó que la clave es el avance sistémico basado en la cooperación y no en la competencia. “No queremos centros que brillen, aspiramos a una galaxia de escuelas excelentes y cooperantes”, añadió.
Por su parte, la consellera de Educació recalcó que “la innovación es para que los alumnos aprendan mejor, lo máximo posible y tengan las máximas oportunidades en el futuro”. Señaló que la administración cambia su rol actual pasando a ser facilitador del nuevo modelo sin dejar de asumir las funciones de evaluación externa que garantizarán la calidad del cambio. “Vemos como el sistema en Catalunya se está transformando desde abajo y nosotros acompañaremos en ese cambio”, concluyó.
El convenio que se firmó ayer entre el Consorci de Barcelona (con representación de ambas administraciones), el programa Escola Nova 21, la Asociación Rosa Sensat y el Institut Ciències de l’Educació de la Universitat Autònoma de Barcelona, establece la creación en este ejercicio de 19 nódulos territoriales, formados por entre seis y diez centros cada uno, que trabajarán de forma cooperativa. “En una primera fase realizarán un autodiagnóstico sobre prácticas innovadoras que será compartido entre los centros e irán definiendo sus objetivos”, indicó Eduard Vallory, director de Escola Nova 21. Las redes mantendrán reuniones periódicas a partir de un plan diseñado en el que se intercalarán a lo largo del curso jornadas, seminarios, conferencias y espacios de puesta en común.
En esta primera fase se integran los centros que habían sido admitidos en el proyecto Escola Nova 21, impulsado por la Fundació Jaume Bofill –120 centros públicos y concertados–, y los del programa del Consorci Eines pel canvi, que ayudaban con recursos y personal a 30 centros públicos. En su conjunto, suman 87 institutos y escuelas públicas y 65 concertadas. Para los dos siguientes años, se priorizará la entrada de la escuela de titularidad pública de modo que en el 2019 estén todas involucradas. La concertada, en principio, queda excluida del proceso de transformación.
Escola Nova 21 continúa con su proyecto de escuela avanzada en el resto de Catalunya con 480 centros, el 15% del sistema educativo, conformados en 60 redes de los que la mitad están en la provincia de Barcelona (excluida la ciudad).
Se han creado 19 redes territoriales, de entre 6 y 10 escuelas, que pondrán en común sus aprendizajes