“Una familia interracial asustaba a la gente”
Ruth Negga, actriz, protagonista de ‘Loving’
Desde que Loving debutó en el Festival de Cannes en mayo, la carrera de esta actriz nacida en Etiopía, criada en Irlanda y que actualmente vive en Inglaterra pasó a otro nivel. Las decenas de premios que ha recibido por su papel, incluyendo una nominación al Globo de Oro, la han colocado en la corta lista de las favoritas para ser candidata al Oscar. Para Ruth Negga, la oportunidad de interpretar a Mildred Loving en la película que ha dirigido Jeff Nichols es la coronación de una sólida carrera en cine, teatro y televisión, así como de honrar su propia historia, ya que ella misma es la hija de un matrimonio interracial.
Porque Loving no narra una historia cualquiera. Habla, a través de una historia de amor, de las heridas raciales que siguen recorriendo hoy la sociedad estadounidense. Cuenta la historia de Richard Loving, un trabajador de la construcción blanco que en los años cincuenta se enamora de una mujer negra... en Virginia, donde los matrimonios interraciales están prohibidos. Irán a la cárcel por ello y su caso acabará en el Tribunal Supremo, que ¡en 1967! abolió por unanimidad la prohibición.
Como etíope criada en Irlanda, ¿le resultó difícil conectarse con esta mujer afroamericana? No, porque viviendo en Irlanda uno siempre está atento a lo que pasa en Estados Unidos. Especialmente en el plano cultural, porque crecí mirando muchas series y películas norteamericanas, por lo que tengo una comprensión muy grande de lo que es vivir en ese país. Pero además debo decir que el documental de Nancy Buirski sobre los Loving, hecho para la HBO, fue una gran ayuda para interpretar a Mildred, porque el material que obtuvo sobre ella es extraordinario. Es un retrato de esta pareja y para mí fue mi Biblia, lo mismo que para Joel Edgerton (que encarna a Richard Loving) y para Jeff Nichols. Ese documental me ayudó a crear a Mildred física y vocalmente. Su espíritu es muy potente en ese filme y eso también me ayudó mucho. Allí se puede ver el amor que se tienen, que verdaderamente se adoran. Eso fue lo que tratamos de plasmar en nuestra película. Joel y yo tenemos una manera muy similar de trabajar, no nos limitamos a esperar que nos hablen las musas, hacemos una preparación previa muy intensa. Cuando llegué al plató, me había pasado dos años con Mildred, aprendiendo sobre esta pareja, y lo mismo había hecho Joel. Jeff, el director, trabaja siempre con la misma gente y eso se nota en su plató. Todos teníamos el mismo objetivo: honrar a esta pareja.
¿Qué es lo que distingue a Richard y Mildred como matrimonio, más allá de que sea un amor interracial? Su gran capacidad para amar. Yo creo que esa es la razón por la que la audiencia responde tan bien frente a esta historia. Lo que me sorprende de Richard y Mildred es que es gente simple y su relación también lo es: ellos se quieren, se gustan y se respetan. Se ven como iguales. No debería ser una rareza, pero lo es, y la audiencia aprecia esa simplicidad. Yo creo que todos tenemos esa capacidad de amar. Simplemente tenemos que prestarle atención y tratar de cultivarla.
Mildred parece una mujer muy callada, pero es ella la que levanta la voz...
Es cierto. La gente piensa que Mil- dred es una mujer sumisa, pero no lo es. Ella tenía una asombrosa autoestima y se resistía a que la discriminaran. Es extraordinario pensar que arremetió contra el sistema legal norteamericano, proviniendo de una comunidad rural en el corazón de Virginia. Yo creo que ella era una convencida de que nadie le podía imponer con quién se tenía que casar o decirle en dónde tenía que criar a su familia. Su tenacidad expone la ridiculez de esas leyes, y eso es lo que también hace nuestro filme. Cuando lo ves, te enojas por lo que ellos tienen que vivir. La gente estaba tan asustada frente a una familia interracial que tuvieron que prohibirla. ¿Cuál era la gran amenaza? Y lo bueno de Loving es que la audiencia se está haciendo esas preguntas, incluso aquellos que vivieron allí durante esa época. Al final de las funciones, en las sesiones de preguntas y respuestas, muchas veces nos comentan que no pueden
creer que vivieron durante ese período de Estados Unidos y nunca dijeron nada, porque simplemente aceptaban cómo eran las cosas. Lo maravilloso de Mildred es que ella nunca lo aceptó. Le estoy muy agradecida por eso, y creo que hay mucha gente que también lo está. Por suerte, Jeff ha contado la historia para que todos podamos reflexionar.
¿Pudo hablar con alguno de los involucrados en la historia?
Sólo con Peggy Loving, la única hija viva de los Loving. Los demás fallecieron. Su presencia en el plató fue un verdadero regalo. Nos ayudó a sentirnos confiados en que estábamos haciendo las cosas bien porque además fue como que nos estaba dando su bendición. Durante todo el rodaje vino a visitarnos con su familia. A través de la relación que desarrollamos todos con ella, sentimos que a ella le gustaba lo que hacíamos. Jeff siempre le dijo que ella iba a ser parte de cómo contábamos la historia de sus padres y así fue. En el documental ella aparece muy a menudo de niña, y después de estudiar esa película durante dos años sentí una inmediata conexión con ella.
¿En Irlanda no tenía que lidiar con el racismo?
No. En Irlanda cuando yo era niña no había mucha gente negra y por eso yo despertaba cierta fascinación, porque lucía diferente y era de otro país. Yo nací en Etiopía, de padre etíope y madre irlandesa. Y luego nos mudamos a Irlanda cuando tenía tres o cuatro años. Pero fuera del elemento exótico, nunca me hicieron sentir incómoda por el color de mi piel. Además, tengo una familia muy numerosa que siempre me protegió mucho. Me identifico como irlandesa porque es el sitio en el que me siento en mi hogar, y es el que ha contribuido más a convertirme en la persona que soy hoy.