Catastroterapia de grupo
Imagínense que a los supervivientes de Pánico en el túnel ,la epopeya catastrofista de Sylvester Stallone, se les concede una secuela para tomarles la temperatura psicológica después del trauma. Pues esta secuela, de hecho, nos la acaban de ofrecer Pepón Montero y su coguionista Juan Maidagán en Los del túnel. Un breve prólogo da cuenta del rescate de quienes se han pasado un par de semanas prácticamente sepultados en un túnel tras un accidente. La película se centra entonces en el seguimiento de los periódicos encuentros de estos supervivientes, generalmente alrededor de una mesa, algo parecido a terapias de grupo donde, al principio, todos se muestran alegres, como renacidos, aunque, poco a poco, constatamos que tal vez están más averiados ahora que antes de su viaje al infierno.
Comedia coral de muy peculiar sabor, nada que ver con la comedia atropellada y el humor chocarrero, Los del túnel supone el estreno cinematográfico de Montero y Maidagán, tándem ya
consolidado en teatro (Dos hombres sin destino) y televisión (Camera café, Plaza de España). Su comicidad un tanto marciana, nacida de una atenta observación de las conductas absurdas que cada día protagonizamos, se despliega en una serie de set pieces que invitan a la sonrisa helada, en gags sutiles pero nunca exhibicionistas (la última croqueta, el casete de los Pecos…) y, en lugar preferente, en la configuración de cada uno de los personajes, que son muchos, tantos como en Plácido, y en la que no falla una sola nota. El reparto convoca cómicos de todas las procedencias, escuelas y edades: Jesús Guzmán, Teresa Gimpera, Manolo Solo, Enrique Martínez, Marta Fernández Muro, Nuria Mencía, Pol López, Manel Barceló, entre otros y además de los reseñados en la ficha. Y ya que hemos citado el clásico de Berlanga, señalemos que el humor de Los del túnel tiene también algo del talante de Azcona, o de Pedro Beltrán. O de Tono y Mihura. Esto es: caricaturizarnos a un tiempo con vitriolo y con un poso de bondad.