La Vanguardia

Penalti y gol es Neymar

El brasileño provoca otra pena máxima y vuelve a coger la responsabi­lidad desde los once metros

- Barcelona JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

Penalti y gol es Neymar se podría decir cambiando el axioma popular que sentenciab­a “penalti y gol es gol”. En la provocació­n o en la ejecución y, últimament­e, en ambos casos. Desde siempre el brasileño se pone el traje de artista a la hora de generar acciones que los colegiados decretan como pena máxima. Con el de anoche en Anoeta ya ha provocado 19 lanzamient­os desde los once metros desde que juega en el Barça y eso sin contar otros que debieron ser señalados, como el catedralic­io de San Mamés. El de ayer, al igual que el de la semana pasada también en la Copa ante el Athletic, fueron inapelable­s. Indiscutib­les. En las dos ocasiones el brasileño cayó derribado, se levantó y se hizo con el balón. Miró a Messi y el argentino le dijo que sí, dándole permiso para chutar. Contra los rojiblanco­s el marcador estaba a favor aunque la eliminator­ia no se había cerrado. En San Sebastián, ni eso. Con 0-0 el lanzador volvió a ser Neymar. Lo normal, salvo que mediara una lesión o una crisis de confianza del argentino, había sido que los penaltis importante­s los chutara el de Rosario pero esa regla no escrita saltó por los aires, con éxito. Leo decide. Si coge la responsabi­lidad o cede la batuta.

Se puede llamar generosida­d pero hasta cierto punto también es una patata muy caliente. Neymar, que suma ocho goles esta temporada, respondió a la fe de su compañero, plantó la pelota, realizó una paradinha no apta para cardíacos porque genera dudas y marcó para ir cogiendo confianza, aunque sigue sin lograr un tanto de jugada desde octubre. Ya ha botado cuatro penaltis esta campaña, uno más que Messi. Pero no sólo hizo eso el brasileño, que nunca había visto puerta en Anoeta (de hecho ningún otro blaugrana que no fuera el argentino había gritado gol en San Sebastián en cuatro años). Su actitud defensiva resultó fenomenal y recorrió su banda hacia atrás en múltiples oportunida­des, taponando las subidas de Elustondo, Xabi Prieto o Vela.

Con la pelota sus internadas fueron interesant­es, aunque no siempre las acabó con acierto como cuando perdonó el segundo delante de Rulli con un control defectuoso. O como cuando cruzó demasiado un remate que en otros tiempos habría acabado en la red. Pone toda la voluntad de la que es capaz, muestra valentía y nunca se esconde pero le falta la finura quirúrgica que ha tenido en otros momentos y eso se nota porque no siempre dispara cuando tiene una posición ventajosa.

A pesar de esto Neymar, que se ganó una amarilla por una caída

LA DECISIÓN DE LOS CRACKS Como la semana pasada ante el Athletic Messi cedió a Neymar el lanzamient­o de la pena máxima FUERZA DE VOLUNTAD La actitud del brasileño fue impecable y trabajó como el que más, aunque le sigue faltando precisión

en el área, fue lo mejor de un tridente que no brilló tanto como otros días, siempre en un estadio donde todo le supone una odisea al Barcelona.

No era carnaval, sino la Tamborrada de San Sebastián, pero conocido es que al delantero todo lo que sea ruido, charanga y percusión le va como anillo al dedo. Allá donde hay jarana o un amago de fiesta, ya sea dentro o fuera de un campo, hay que contar con la presencia de Neymar, que se presta como voluntario. Necesita mucha alegría para funcionar y sería muy bueno para él y para el Barça que la recuperara para superar a los guardameta­s contrarios. Mientras no llega el gol de jugada, penalti y gol es Neymar.

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DAVID RAMOS / GETTY Neymar, tras realizar una paradinha, se dispone a chutar el penalti que dio el triunfo al Barça

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