Mejor amigo del Reino Unido tras el Brexit
El Reino Unido ve en Donald Trump a un socio y aliado en un momento –después del Brexit– en el que el Gran Bretaña va a necesitar más que nunca alianzas comerciales. Desde el 10 de Downing Street se destaca “la relación especial” que ha habido siempre entre ambos países basada en los valores de la libertad, la democracia y el entendimiento mutuo.
Pero el nombramiento de Trump como 45.º presidente de EE.UU. no estuvo exento de protestas entre la ciudadanía. Más de 50 parlamentarios, miembros de sindicatos y líderes de la comunidad judía y musulmana firmaron un comunicado en apoyo al grupo Stand up to Racism para pedir unidad contra la división social que en su opinión promueve Trump y se manifestaron ante la embajada de EE.UU. en Londres a la misma hora en la que éste tomaba posesión de su cargo.
La presidenta de esta asociación y responsable de Interior de la oposición, la laborista Diane Abbot, explicó que “existe un nexo de unión entre los discursos de los políticos y los ataques de odio y racismo en las calles”. “Ha habido un aumento de este tipo de crímenes en Gran Bretaña, tras el referéndum de la UE y una forma de actuación similar ha surgido en EE.UU.”, dijo.
El mandato de Trump puede suponer cambios en las relaciones con el Reino Unido. De momento se perfila como un buen socio en un clima de tensas relaciones con el Viejo Continente. Así lo considera el ex líder del partido de extrema derecha UKIP, Nigel Farage, quien explicó que “la presidencia de Trump ofrece a nuestro país un regalo, no sólo en el terreno de los negocios o en el del comercio, sino que nos refuerza en las negociaciones con la UE”.
No obstante existen otros aspectos en los que puede haber fricciones, como por ejemplo la visión crítica que tiene Trump sobre la OTAN o el cambio climático. Sus buenas relaciones con Putin o su política en Oriente Medio pueden ser también puntos de desencuentro.