La Vanguardia

Multa de 60 millones por dar por buena la prótesis PIP

30.000 mujeres llevaron los peligrosos implantes de mama

- TOULON Redacción y Afp

La compañía alemana TÜV, que certificó la calidad de los peligrosos implantes mamarios PIP, retirados hace 7 años por contener una silicona industrial, con gran riesgo de rotura y consecuenc­ias peligrosas para la salud de las mujeres operadas, deberá pagar 60 millones de euros a 20.000 demandante­s. Así lo decidió ayer en Francia el Tribunal de Comercio de Toulon que estableció una condena solidaria a pagar entre la empresa de control alemana y su filial francesa, que deberán abonar a cada una de las partes 3.000 euros a modo de provisión.

La compañía Poly Implant Prótesis (PIP), cuyo fundador, JeanClaude Mas, fue condenado a cuatro años de prisión en mayo del 2016, fabricó durante varios años implantes mamarios con un gel que violaba las normas de seguridad sanitaria y con certificac­iones engañosas por parte de TÜV. En la condena se advierte de que si la empresa controlado­ra hubiera hecho bien su trabajo se podría haber evitado tamaño fraude. Jean-Claude Mas llegó a reconocer que había empleado “consciente­mente un gel no homologado” porque era más barato y que era “fácil” engañar al organismo que tenía que certificar las prótesis y que resultaba una tarea cotidiana: “Yo daba orden de ocultar cualquier documento con rastro del gel PIP sin homologar y, en cuanto a los contenedor­es, los empleados se las arreglaban para hacerlos desaparece­r”. Creía, además, que quienes le denunciaba­n, a pesar de que hubo sospecha de 18 casos de cáncer de mama relacionad­os, lo hacían “para obtener la pasta”.

El caso lleva años en los tribunales y aún quedan pendientes numerosas denuncias, sobre todo procedente­s de Sudamérica, a cuyas clínicas fueron a parar muchas de las piezas fraudulent­as. Alemania, el Reino Unido y Chile, además de España y Francia, recomendar­on en el 2010 y el 2011 que las mujeres que portaban estas prótesis pidieran a sus cirujanos la retirada de las mismas por el riesgo que representa­ban.

En España el problema afectó a nada menos que 18.500 mujeres, 501 de ellas en Catalunya. El 70% de las que se fueron quitando en los años siguientes tenían roturas, lo que supone que el gel de silicona industrial migraba a otras partes de l cuerpo y creaba bultos y encapsulam­ientos, con el consiguien­te peligro para la salud de las afectadas. Las recomendac­iones del Ministerio de Sanidad solo cubrían económicam­ente aquellas que se llevaron a cabo en la sanidad pública, básicament­e reconstruc­ciones mamarias tras una mastectomí­a por un cáncer, y las que se encontraro­n con la desaparici­ón de la clínica privada que le había atendido. El resto debían cubrirlo las clínicas.

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ANNE-CHRISTINE POUJOULAT / AFP La prótesis PIP

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