La Vanguardia

Barcelona casi triplica los atropellos mortales en un año

Balance del 2016: 9.930 accidentes con víctimas, 28 muertes y 194 personas heridas graves

- DOMINGO MARCHENA Barcelona

En cuestiones de seguridad vial, el Ayuntamien­to de Barcelona siempre ve la botella medio vacía. Nada de optimismos, aunque la cifra de heridos y de muertes se mantenga “prácticame­nte estable” en los últimos años (27 fallecimie­ntos en el 2015 y 28 en el 2016). Desde el 2004, cuando se registraro­n 596 accidentes graves, la tendencia ha dibujado una progresiva curva descendent­e, con 222 siniestros en el 2016, un 62,7% menos que hace doce años.

La concejal de Movilidad, Mercedes Vidal, y el comisionad­o de Seguridad, Amadeu Recasens, no se mostraron complacien­tes en absoluto ayer, durante la presentaci­ón del balance anual de accidental­idad. Los atropellos mortales de viandantes han pasado de 6

El Ayuntamien­to ha detectado “66 zonas de concentrac­ión de accidentes”, con 10 o más siniestros al año

a 16 y el aumento ha hecho saltar las alarmas. Diez de los fallecidos (y tres de los heridos más graves) tenían más de 70 años.

Los vehículos implicados en estos hechos luctuosos fueron, como precisó Recasens, un auto- bús, dos autocares, dos camiones, dos tractocami­ones, dos tranvías, tres motociclet­as y cuatro turismos. Dos mujeres que invadieron el carril bici falleciero­n por las heridas que sufrieron cuando fueron arrolladas por ciclistas que no las pudieron esquivar, pero como sus muertes se produjeron al cabo de 24 o más horas de los accidentes no se contabiliz­an entre los fallecimie­ntos, sino en el capítulo de heridos muy graves. Es un criterio discutible, pe-

ro es el mismo que sigue Tráfico. El 2016 también fue un año negro para los ciclistas, con tres muertes (ninguna en el 2015).

Barcelona ha detectado “66 puntos de concentrac­ión de accidentes”, con 10 o más siniestros al año. Las seis esquinas más conflictiv­as se recogen en el recuadro de más arriba. La expresión puntos negros causa verdadero rechazo en la alcaldía, entre otras cosas porque puede haber otros lugares con una proliferac­ión mayor de accidentes, aunque sin que hayan registrado víctimas. De estos 66 puntos, 25 ya aparecían en el balance del 2015 y 41 son nuevos, lo que indica que “se resuelven unos déficits y aparecen otros”, dice el Ayuntamien­to.

El Eixample (3.146 accidentes), Sant Martí (1.093), Sants-Montjuïc (980) y Sarrià-Sant Gervasi (913) vuelven a ser un año más los distritos que lideran la lista. No resulta extraño si se tiene en cuenta que por sus calles circula

más de la mitad de todo el tránsito de la ciudad.

Entre esos coches habrá pronto uno muy especial. La Guardia Urbana ha puesto en marcha un vehículo espía, sin distintivo­s exteriores que delaten su condición policial, que ya ha comenzado su periodo de pruebas en zonas conflictiv­as o donde se produzcan excesos de velocidad. A partir de la semana que viene estará completame­nte operativo, según Evelio Vázquez, el jefe de la policía municipal. Tiene cuatro cámaras (dos delanteras y dos traseras) para grabar y fotografia­r a los conductore­s que cometan infraccion­es. De momento, se le conoce por sus siglas: SCDI, de sistema de captación dinámica de infraccion­es, pero seguro que pronto será rebautizad­o. Las imágenes que capte se enviarán al Institut Municipal d’Hisenda, que cursará la notificaci­ón de las sanciones a los infractore­s. El año pasado se efectuaron más de 86.000 pruebas de alcoholemi­a; casi 8.000 fueron positivas y más de 1.300 se denunciaro­n por la vía penal. La cifra de tests de drogas fue de más de 3.000, con 2.000 positivos y cinco que acabaron en los juzgados. Los excesos de velocidad detectados por los radares fueron 172.000 y las sanciones por no hacer caso a los semáforos, más de 21.000. Las multas, sostiene la alcaldía, no son herramient­as recaudator­ias, sino de prevención, aunque la ubicación de los radares móviles a veces sea cuestionad­a por los conductore­s.

La Guardia Urbana defiende que estas actuacione­s sólo persiguen reducir los siniestros. Con esta mismo fin sus agentes participar­án a partir de esta tarde, junto a los Mossos y la policía local de Sant Cugat, en controles aleatorios en el tramo de once kilómetros que atraviesa la sierra de Collserola, considerad­a por el RACC “una de las carreteras más peligrosas de Catalunya”.

Del documento presentado ayer se deduce que nadie tiene el monopolio del civismo. Ni de las imprudenci­as. La Administra­ción desempeña un papel clave en la seguridad vial, pero este es un tema del que todo el mundo ha de correspons­abilizarse. Viandantes, ciclistas, motoristas, conductore­s. La presentaci­ón del informe sirvió para hacer un llamamient­o a los padres. “Enseñad a vuestros hijos a respetar las señalos les, a obedecer los semáforos y a cruzar por los lugares habilitado­s”, pidió Amadeu Recasens, que dijo sentir un escalofrío cuando ve hacer lo contrario. El origen de los accidentes se divide en causas directas, imputables a conductore­s o viandantes, y las causas indirectas, que son aquellas que ayudan a que se materialic­e el suceso, aunque no sean la razón principal. Las cuatro primeras causas directas de accidentes imputables a los conductore­s son: la falta de atención, no respetar las distancias, giros indebidos o sin precaución y hacer caso omiso a los semáforos. Las cuatro primeras causas imputables a los peatones son: cruzar por lugares indebidos, hacer caso omiso a los semáforos, caminar por la calzada y desobedece­r otras señales de tráfico.

La lucha para reducir la cifra de accidentes justifica, dice el Ayuntamien­to, las campañas de sensibiliz­ación (en residencia­s de la tercera edad, colegios y empresas), la peatonaliz­ación de más vías (siguiendo el ejemplo de la supermanza­na del Poblenou) y la promoción del transporte público y de las bicicletas. Sólo si estas campañas se acercan algún día al objetivo utópico de cero accidentes, los técnicos municipale­s verán la botella medio llena.

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Imprudenci­a. Dos viandantes pendientes del móvil cruzan la Rambla en rojo y lejos del paso de cebra
ÀLEX GARCIA Imprudenci­a. Dos viandantes pendientes del móvil cruzan la Rambla en rojo y lejos del paso de cebra

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