Cae el hacker que robaba a los bancos
La Guardia Civil detiene en Barcelona al acusado, de vacaciones con su mujer
A Lisov se le atribuye la creación con otros del virus NeverQuest, con el que pudo lograr unos 5 millones de dólares
Stanislav Lisov aterrizó en Barcelona el pasado 8 de enero, para iniciar con su mujer unas vacaciones por Europa. Este conocido hacker ruso, de 32 años, entró con su pasaporte. Y con esa misma documentación alquiló en el aeropuerto de El Prat un coche que debía dejar el viernes 13. Ese día ambos volaban a Lyon, para pasar unos días en Francia. Dos agentes de paisano de la Guardia Civil le agarraron, cada uno de un brazo, cuando todavía no había traspasado la puerta de la terminal 1. El hombre quedó detenido por una orden internacional cursada el 9 de enero por el FBI.
Desde su detención, Lisov duerme en la cárcel Brians. En breve será trasladado a la cárcel madrileña de Soto del Real, donde esperará que se resuelva la petición de las autoridades norteamericanas de extraditarlo para juzgarlo allí. El hacker está acusado de liderar la organización criminal de piratas informáticos creadores de un troyano capaz de reventar la seguridad de entidades bancarias, financieras y particulares. El FBI cifra el montante de la estafa en cinco millones de dólares.
Lisov no puso resistencia. Los guardias civiles, del equipo de huidos de la justicia de la Unidad Central Operativa (UCO), le mostraron sus placas y le acompañaron a unas dependencias del aeropuerto, donde se comprobó su identidad. El hacker se mostró sorprendido. Apenas cinco días antes había pisado Barcelona, en un vuelo directo desde Moscú, y se tranquilizó cuando comprobó que en el control policial su pasaporte no hizo saltar ninguna alarma. Podía estar tranquilo, pensó.
Pero no. El FBI conocía los planes de Lisov y su mujer de abandonar por unas semanas Rusia de vacaciones. Los americanos pensaron que había llegado el momento de detenerlo. Sólo podrían fuera de Rusia. Pero necesitaban actuar con calma. Tenían que dejar que Lisov entrara en territorio europeo. Y así lo hicieron. Con el hacker en Barcelona, los delegados del FBI en España alertaron al día siguiente a la Guardia Civil, al tiempo que emitían la orden internacional de detención. Y les encargaron la investigación. Ese mismo lunes, dos agentes del equipo de huidos viajó a Barcelona.
Con las primeras pesquisas, los investigadores supieron que el hombre había alquilado a su nombre en el aeropuerto un coche que iba a dejar, allí mismo, el viernes. Lo esperarían. Tras la detención, al tratarse de una orden internacional, la Guardia Civil tenía 24 horas para presentarlo ante la Audiencia Nacional. Para no perder tiempo, prefirieron trasladar al detenido hasta el juzgado de guardia de Barcelona, desde donde se realizó una videoconferencia con la Audiencia Nacional. La juez Carmen Lamela le preguntó si era realmente quien decía sus documentos y si quería ser extraditado a los Estados Unidos. Después decretó prisión sin fianza.
Considerado un hacker especialmente dañino, Lisov está acusado de ser el autor, junto a otro grupo de piratas informáticos que lidera, del software NeverQuest, considerado unos de los troyanos bancarios más efectivos de los que circulan ahora mismo.
El FBI se puso tras la pista de Lisov en el 2014. Pero nunca hasta el pasado lunes difundió una orden internacional de búsqueda y captura porque sabían que, siguiendo el hacker en Rusia, nunca lograrían detenerle allí y en ese momento, si sabía que los americanos le buscaban, no saldría de su país.
La estrategia funcionó. Tuvieron que esperar unos años, pero finalmente Lisov, confiado, se decidió a salir de su escondite en Rusia y disfrutar de su botín en Europa, en compañía de su mujer. Hasta el día siguiente de su aterrizaje en España, el FBI no cursó la orden internacional de búsqueda. Aún pudo Lisov disfrutar de cuatro días de vacaciones en libertad.