La Vanguardia

Un feliz retorno

Tras cuatro meses sin cantar, el tenor alemán Jonas Kaufmann conquista París con su interpreta­ción de ‘Lohengrin’ de Wagner

- París

Cuatro meses sin cantar, para una estrella de la envergadur­a del tenor alemán Jonas Kaufmann, son una eternidad. Si hoy en día se tuvieran que escoger unos nuevos tres tenores, segurament­e su nombre sería el primero junto a los del polaco Piotr Beczala y el peruano Juan Diego Flórez. Jonas está en el podium de la ópera actual. Felizmente parecen superados sus problemas de garganta, un hematoma en las cuerdas vocales, y refutados los mil y un rumores sobre su estado de salud, si era el fin de su carrera, etcétera. Las especulaci­ones en este mundo no son buenas, y casos como el del tenor mexicano Rolando Villazón, hasta hace poco un startenor indiscutib­le, ahora “relegado” a tenor mozartiano, hicieron poner la alarma roja. La última actuación de Kaufmann fue en el teatro San Carlo de Nápoles, en septiembre del 2016, precisamen­te en un concierto de presentaci­ón de su último disco La dolce vita, un homenaje a la canción clásica napolitana e italiana. ¡Qué paradoja! a partir de ahí lo canceló todo: Cuentos de Hofmann en París, actuación en la ceremonia de los Premios Nobel, la inauguraci­ón de la fastuosa sala de la Elbphilhar­monie de Hamburgo. Pero Jonas ha vuelto por la puerta grande como brillante protagonis­ta de la ópera Lohengrin de Wagner en la Opera Bastille dirigida con mimo por Philippe Jordan. El estreno de este miércoles fue muy emotivo por conocer el estado de forma de un tenor que crea afición y lo sabe, como el caballero del cisne, su rol wagneriano más cantado. Jonas demostró que la voz sigue ahí, con su famosa capacidad de apianar y hacer medias voces maravillos­as como demostró en el último acto con la icónica aria In fernem land cantada como solo está al alcance de los más grandes. Es cierto también que apareció algo reservado en el primer acto, que la voz sonó presente, pero sin el brillo habitual y sin esa capacidad exultante en el registro agudo que lo ha hecho célebre con su color abaritonad­o, terso y masculino. Pero las voces se calientan, Jonas supo administra­r en el segundo acto una interpreta­ción sentida y de outsider como marca esta producción firmada por Claus Guth y estrenada en el 2012 en La Scala de Milán con él como protagonis­ta. Llegó el tercer acto y allí sí, en un dúo de amor apasionado y apasionant­e, junto a la elegante Elsa de Martina Serafin, destapó el jarro de las esencias y conquistó París con el carisma de una figura de la lírica insustitui­ble y querida por la audiencia como pocas. Diez minutos de aplausos y una cálida y cerrada ovación para el astro muniqués de 47 años. Jonas is back! Se confirma su próxima agenda donde le esperan retos como su debut como Otello de Verdi en junio en Londres. Su resurrecci­ón es una realidad, ¡feliz retorno, Jonas!

 ?? MONIKA RITTERSHAU­S / OPERA NACIONAL DE PARÍS ?? Jonas Kaufmann, en una escena de Lohengrin de Wagner, en la Ópera de la Bastilla
MONIKA RITTERSHAU­S / OPERA NACIONAL DE PARÍS Jonas Kaufmann, en una escena de Lohengrin de Wagner, en la Ópera de la Bastilla
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