China afianza su economía en el 2016 gracias a las medidas de estímulo
El gigante asiático crece un 6,7%, el ritmo de expansión más lento desde 1990
China logró en el 2016 evitar un duro aterrizaje de su economía y estabilizar su ritmo de crecimiento gracias a la aplicación de unas persistentes y amplias medidas de estímulo. Su PIB aumentó un 6,7% en el conjunto del año, una tasa equivalente a las que registro en los tres primeros trimestres del año, impulsada por la inversión pública, un acceso fácil al crédito y un dinámico sector inmobiliario. Un ejercicio difícil de repetir, debido a las incertidumbres que se presentan en el 2017 para el gigante asiático, incluida una posible guerra comercial con Estados Unidos, si el nuevo presidente, Donald Trump, cumple sus amenazas de penalizar los productos chinos.
Ning Jizhe, el director de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), se mostró ayer satisfecho a la hora de anunciar los datos sobre la marcha de la economía china en el cuatro trimestre del año y en el conjunto del 2016. “La economía nacional ha conseguido un desarrollo moderado, pero firme y sólido, logrando un buen comienzo para el conjunto del periodo del XIII Plan Quinquenal (que va del 2016 al 2020)”, dijo Ning en una rueda de prensa en Pekín. Un comentario con el que subrayó que el PIB chino creció el año pasado un 6,7%, igual que en el 2014 y el 2015. El ritmo de expansión más lento desde 1990, pero que cumple el objetivo que se habían trazado las autoridades chinas, de lograr una tasa de crecimiento de entre el 6,5% y el 7% para el conjunto del 2016.
A su vez, la economía china mostró un destello de solidez al revelar que entre los meses de octubre y diciembre creció un 6,8%, lo que constituye el primer repunte que se produce en la economía del gigante asiático en los dos últimos años.
Los analistas creen, sin embargo, que la consolidación de este ritmo de expansión, tras unos primeros meses muy volátiles, se debe al alza de la inversión pública, especialmente en infraestructuras, así como en un aumento récord del crédito en los últimos meses del año (36,6%) y a un sector inmobiliario en auge.
Una coyuntura que confirmaron ayer los indicadores de la ONE, que revelaron que la vivienda volvió a ser uno de los motores de la economía en el último trimestre del año, con un aumento de la inversión inmobiliaria del 11,1% en diciembre, respecto al 5,7% de noviembre. Una tendencia que propició que la inversión de este sector para el conjunto del año creciera un 6,9%, frente al 1% registrado en el 2015.
El resto de resultados publicados por la ONE dibujan, sin embargo, un panorama inquietante respecto a la evolución de la economía china. El comercio minorista, la inversión en activos fijos y la producción industrial se ralentizaron en el 2016. Las ventas al por menor crecieron un 10,4%, tres décimas menos que en el 2015, gracias al impulso del comercio electrónico, que se disparó un 26,2% en tasa interanual.
A su vez, la inversión en activos fijos creció un 8,1%, interanual. Un resultado que supone el peor desde 1999 y una caída considerable frente al 10% registrado en el 2015 y al 15,1% del 2014. Y la producción industrial aumentó un 6% interanual, frente al 6,1% del 2015 y el 8,3% del 2014.
Con estos datos en la mano, la mayoría de analistas pronostican un 2017 complicado para la economía china. Sostienen que su ritmo de crecimiento será algo menor que este último, apoyado en una política fiscal expansiva y una política monetaria laxa. Todo ello, con la espada de Damocles que puede suponer la decisión de Donald Trump de iniciar una guerra comercial.
La inversión pública, el auge inmobiliario y un acceso fácil al crédito evitaron un aterrizaje duro de la economía