INDEPENDIENTE, ERGO RENTABLE
Insólita también su libertad: es de los raros medios capaces de meterse con los poderes fácticos, con los ricos y sus empresas que dominan los medios, bien directamente, bien a través de la publicidad. En Francia no se puede leer nada negativo, por ejemplo, sobre el grupo Louis Vuitton (LVMH). En el Canard sí, porque este pato es independiente y carece de publicidad (y de fotografías: bastan algunas viñetas de chistes como ilustración). Pese a todo ello, o precisamente por ello, el Canard es rentable: 24 millones de euros anuales de cifra de negocios y 2 millones de beneficios el año pasado. Su mensaje es que si un producto periodístico está bien hecho y es socialmente útil, funciona. Por lo menos en Francia. Sus 30 periodistas –entre ellos sólo 4 mujeres– reciben sueldos decentes. El ambiente de redacción es sano y su consejo semanal de cierre, los martes, la víspera de su llegada a quioscos, se celebra en una cervecería en un ambiente en general distendido y alegrado por los tragos. Le Canard Enchaîne no pretende cambiar el mundo. Simplemente reclama el derecho de retratar al poder tal como es, no como pretende, y pitorrearse de él. A lo largo de su centenaria historia ha desvelado un sinfín de escándalos y secretos de Estado. Uno de los últimos, fue la revelación de que el peluquero de François Hollande, un presidente calvo, cobraba 9.895 euros mensuales. Periodismo de investigación y humor en un mismo medio. Un gran producto del made in France en la época de la globalización.