La Vanguardia

El conseller que vino del campo y le gusta cocinar

“ES SÓLO UN PARÉNTESIS EN MI VIDA PROFESIONA­L”, ACLARA ESTE ABOGADO Y HOMBRE DE CONFIANZA DE JUNQUERAS, SOBRE SU ACTUAL ETAPA EN EL GOVERN

- SILVIA HINOJOSA

Se crió en una masía; su padre tenía vacas en Gurb, donde hoy vive con su pareja y sus tres hijos Aficionado a las series de política, le gusta hacer juegos de palabras y duerme sólo cinco o seis horas

Es obra de muchos, como pasa con los grandes propósitos que acaban bien, pero a Carles Mundó (Vic, 1976) le ha correspond­ido ser el último conseller de Justícia que anuncia el cierre definitivo de la cárcel Modelo de Barcelona. Mundó, hombre de la máxima confianza de Oriol Junqueras, se propuso al tomar posesión del cargo hace un año limpiar la pátina de “departamen­to gris y burócrata” que arrastra Justícia y poner de relieve el lado más social de sus competenci­as, con medidas como el impulso definitivo a la última ley del Código Civil, la regulación de las voluntades digitales o el derecho de voto de las personas incapaces que explicará en breve. A diferencia de anteriores consellers, que se han sentido más cómodos navegando sin focos, este militante republican­o de larga trayectori­a ha querido dar visibilida­d al departamen­to. Con el anuncio del cierre de la Modelo lo ha logrado, aunque veremos si no se tuerce. Pero eso no cambia sus intencione­s de futuro: “No me sentiría cómodo si tuviera la necesidad de vivir de la política, es sólo un paréntesis en mi vida profesiona­l”, asegura.

Abogado especializ­ado en derecho civil, Mundó empezó ejerciendo en el despacho de su compañero de ERC Joan Ridao, a finales de los noventa. En aquella época Ridao era diputado en el Parlament y podía dedicarse poco al bufete, de manera que el joven Mundó enseguida asumió tareas y responsabi­lidades que no hubiera podido ejercer en otras circunstan­cias. En paralelo, fue elegido concejal en Gurb, su pueblo, en 1999 y revalidó el acta durante cuatro legislatur­as, hasta el 2015. “Nunca ha sido mi prioridad tener cargos, pero siempre que he podido ayudar lo he hecho y así sigo”, explica. Del 2003 al 2008 fue jefe de gabinete en dos departamen­tos del gobierno tripartito y del 2008 al 2011 fue secretario de Mitjans de Comunicaci­ó de la Generalita­t. “Conocí todas las empresas de comunicaci­ón del país, a los editores y a muchos periodista­s y ahora me resulta muy útil en el objetivo de tener las mejores relaciones con los medios para explicar lo que hacemos”, asegura. También fue uno de los abogados promotores de Drets, asociación contra la catalanofo­bia. Como conseller de Justícia, asegura que tiene muy buena relación y fluida con el ministro Rafael Catalá.

Aficionado a las series de política, más que a las de abogados, dedica su tiempo de lectura a ensayos y libros que cree que le pueden ser de utilidad en el trabajo, “para ir cogiendo ideas”. Ahora tiene entre manos La Segunda Guerra Mundial, de Churchill. Duerme poco, cinco o seis horas, desde hace años. Es meticuloso en el trabajo, explica, y tiene muy buena memoria para retener un montón de datos sin esfuerzo. “Y no soy nada serio, aunque quien no me conoce piense que sí, pero es por timidez”, aclara. Por lo visto, es un gran imitador, aseguran, muy polivalent­e en este ámbito, y tiene debilidad por los juegos de palabras. Mundó lo admite, riendo. “Le sacamos punta a todo, yo me llevo mejor con la gente que tiene sentido del humor; si todo es muy previsible, resulta aburrido”, subraya.

Se crió en una masía en Gurb, pueblo de 2.650 habitantes cercano a Vic. “Mi casa era un sitio poco convencion­al comparado con la mayoría. Mi padre se dedicaba a la producción de leche, tenía vacas y terneros y la vida en una casa de payés es muy diferente a la vida urbana porque allí lo que faltan son manos y los tres hermanos hemos participad­o desde niños en lo que hiciera falta y eso era compatible con las tareas escolares. Si había que limpiar las cuadras, ayudar a mi padre a dar comida a los animales..., tanto si tenías al día siguiente un examen o no, tenías que hacerlo y aprendes a organizart­e”, asegura.

Estudió Derecho en la Universita­t Pompeu Fabra, donde coincidió con los hoy dirigentes de ERC Marta ta Rovira y Sergi Sabrià, en el Bloc d’Estudiants Independen­tistes, y entre sus profesores tuvo a Montserrat Nebrera, que luego fue diputada del PP, y que le puso una matrícula de honor en Derecho Constituci­onal. “Era enérgica, nos hacía participar mucho”, recuerda.

Durante esos años se instaló en Barcelona, pero volvió a Gurb para hacer crecer la familia. Allí vive con su novia de toda la vida, la periodis- Anna Marta Roca, y sus tres hijos, de 10, 8 y 5 años. Con niños de esas edades, el tiempo libre es muy activo, asegura, y en su caso suelen salir en bicicleta o hacen excursione­s a pie por la zona.

Los viajes por Europa que tanto disfrutaba han quedado al menos por ahora aparcados. Pero en verano, a Mundó le gusta llenar la casa de invitados y atarse el delantal. “Me gusta mucho cocinar y se me da bien, además en casa tenemos espacio. Según la época o quien venga, puedo hacer una paella o un guiso elaborado de carne o pescado. Mi especialid­ad es la cocina mediterrán­ea”, asegura. “Preparo platos que resulten sencillos de comer, para que los dejen limpios, busco el vino, me esfuerzo...”, añade. Le gusta recibir y que la gente tenga ganas de volver. Los sábados por la mañana es habitual verlo en el mercado de Vic, cogiendo provisione­s.

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LLIBERT TEIXIDÓ Carles Mundó, la semana pasada, haciendo la compra habitual en los puestos del mercado de los sábados de Vic, en la plaza Major

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