La Vanguardia

Los nuevos estatutos de Ferraz acotarán las consultas a la militancia

- JUAN CARLOS MERINO Madrid

La elección directa por el voto de los militantes del secretario general del PSOE, por vez primera en julio del 2014, abrió un inquietant­e debate en el seno del partido que ahora se quiere, finalmente, zanjar. ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Qué órgano del partido puede toser a un líder elegido directamen­te por la militancia? ¿Qué contrapeso interno puede tener su poder? Pedro Sánchez, que fue el elegido por vez primera de manera directa, acabó además acorralado por los barones territoria­les más poderosos del PSOE, y para poder sortearlos recurrió, precisamen­te, a la militancia. En ella basó su legitimida­d, ante la hostilidad mayoritari­a de los barones que acabó acumulando. Y así forzó la consulta a los militantes, en febrero del 2016, sobre un acuerdo de investidur­a que finalmente sólo logró sellar con Ciudadanos.

El nuevo mando del PSOE, que el pasado 1 de octubre consiguió derribar a Pedro Sánchez, no quiere renunciar a la elección directa del secretario general, ya instituida. Y quiere dar cauce a “las aspiracion­es de participac­ión y transparen­cia de la ciudadanía”. Pero no quiere de ninguna manera que vuelve a ocurrir un choque de legitimida­des como el que se produjo durante el mandato de Pedro Sánchez. “Las demandas de democracia directa deben ser compatible­s con todo aquello que nos ha permitido tener 137 años de historia. No podemos renunciar a nuestro pasado ni a aquello que nos hecho fuertes”, asegura el documento de bases políticas para la ponencia marco aprobado ayer en Ferraz. Porque lo que hace rocoso al PSOE, resalta, es su “cohesión organizati­va”. Es decir, su estructura orgánica, su arquitectu­ra interna, lo que se conoce como el “aparato” del partido.

Así que entre el “sistema presidenci­al” que lleva implícito la elección directa del secretario general, el “sistema parlamenta­rio” más propio del comité federal y otros órganos de representa­ción regional o provincial, y el “modelo asambleari­o” de las agrupacion­es locales del PSOE, el documento apuesta por una síntesis. “El reto que tenemos como partido político es que estas tres ideas de democracia puedan convivir sin producirse choques de legitimida­des”, zanja.

La pretensión es regular, entre otras cuestiones, las citadas consultas a la militancia. El portavoz de la gestora, el andaluz Mario Jiménez, anunció ayer que el PSOE elaborará unos nuevos estatutos que se aprobarán en el congreso de junio, que buscarán “compatibil­izar” la apertura del partido a una mayor participac­ión con “la preservaci­ón de sus estructura­s”.

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